Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir. Gracias por ser parte de este encuentro.

II-La reflexión para esta semana es que; Jesús vive y la lucha sigue.

Lectura: Ytambién algunas mujeres de entre nosotr@s nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro,y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. Lucas 24:22-23.

A-Hay diferentes explicaciones sobre la resurrección de Cristo Jesús: Hay por lo menos tres versiones. Una es que los discípulos lo bajaron vivo de la cruz y lo escondieron. Otra es que l@s discípul@s lo bajaron muerto y luego decidieron regar la voz de que Jesús había resucitado. Y la tercera es que Jesús resucitó. Tome usted la que mejor le parezca y encuentre el denominador común. Yo soy fiel creyente que no hay muerte sin resurrección, porque la muerte es parte de la vida.  Ahora bien, el denominador común de las tres versiones sigue siendo el mismo: Jesús vive y la lucha sigue.

B-El evangelio de Jesucristo es un mensaje de libertad y una fuerza de liberación. Y en este contexto, la resurrección de Cristo Jesús nos da una esperanza viva. Las personas cristianas tenemos una esperanza tremenda porque nuestros pecados han sido borrados y somos justificad@s delante de Dios. Hemos pasados de ser enemig@s de Dios a hij@s perdonad@s por Dios. ¡No hay una noticia mejor! “Bendito sea el Dios, Padre/Madre de nuestro Señor Jesucristo, quien, según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre las personas muertas, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes…”, 1 Pedro 1:3-4.

C-La resurrección de Cristo Jesús también significa que hay que darle seguimiento a su proyecto de liberación salvífica. Para mi hablar de la resurrección de Jesús no es un problema ni mucho menos una contradicción. El problema y la contradicción comienza cuando trato de darle relevo o seguimiento a esa resurrección para que nos haga sentido en la actualidad. En otras palabras, me interesa mucho más hablar de quienes son las personas que en la actualidad estamos crucificando y que tenemos que resucitar a una nueva vida. Así es que yo valido mi ministerio o llamado de Dios para que sea relevante. Y como soy parte de una iglesia profética que camina con ese pueblo, lo demuestro también sirviendole de una manera que le resucite diariamente.   

Me refiero a proyectos con relevo o seguimiento que sigan bajando de la cruz a quienes las injusticias están crucificando en la actualidad porque son mujeres, son personas inmigrantes o refugiadas; son personas negras; son personas indígenas; son personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales; son personas pobres; son personas jóvenes/niñ@s; son personas con discapacidades que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales; y otras realidades que usted pueda añadir a esta lista.  La pregunta es, ¿cómo bajamos de la cruz a estas nuestras hermanas y hermanos que son las nuevas víctimas de la crucifixión?   Y cuando las bajamos, ¿Cómo las resucitamos para que se incorporen a una nueva sociedad que les reconoce, les acepta y les celebra? No me interesa seguir hablando de la crucifixión de Jesús si no voy a incluir asimismo la crucifixión del pueblo. No me interesa seguir hablando de la resurrección de Cristo Jesús sin la resurrección del pueblo. Ambas realidades se complementan.

Las personas cristianas están atrapadas en un mundo de crisis y confusión, un tiempo de indecisión y miedo. Hay una lucha en curso y el mal parece estar ganando: reina la injusticia, el dinero y la avaricia miden nuestra vida y nuestra muerte, las divisiones se profundizan y la esperanza es a veces difícil de encontrar. Hay guerras imperialistas por todos lados y gobiernos corruptos que solo representan sus intereses. Antes y ahora, parte de la crisis es la complicidad, la complacencia y el silencio de la iglesia en un mundo donde tanto ha salido mal y en donde se sigue crucificando y matando la esperanza.

D-Pascua es una declaración de esperanza: La Pascua es una declaración de que no importa cuán oscuros sean los días, la enfermedad, las guerras, el sufrimiento, los coronavirus, el cáncer, la desesperación y la muerte no serán el final de la historia. La Pascua es una celebración en la que la esperanza está aquí para cada persona refugiada en un hogar, cada persona encarcelada, cada paciente recluid@ en un hospital y cada servidor/a público que trabaja en el frente para ayudar a otr@s que le necesitan. En última instancia, la Pascua es una invitación para cada un@ de nosotr@s: confiemos en Aquel que vino y conquistó la muerte, e incluso en medio de una pandemia mundial, puede experimentar una paz de otro mundo que nunca pasará. Esto significa que, a través de la fe en Jesús, no tenemos que temer a la enfermedad o la muerte porque podemos saber sin lugar a duda que tenemos vida eterna con Dios.

En este distanciamiento físico , emocional y social que vivimos, me pregunto cómo debe haber sido para Jesús esos «tres días» en la tumba, sabiendo que la resurrección era inminente, pero esperando que llegara el amanecer esa magnífica mañana cuando la piedra fue rodada, y el sol fluyó, cuando un «ángel de Dios» quitó la tela funeraria del rostro de Jesús, y el Espíritu Santo volvió a soplar el aliento sagrado de la vida en Su cuerpo herido y lo hizo elevarse como los huesos de Ezequiel del valle de la sombra de la muerte. Tres días de oscuridad. Entonces, vida nueva y restaurada. No es la misma vida. Pero una vida restaurada y resucitada. Una pregunta clave en todo esto es: ¿qué significa vivir una vida de discipulado radical hoy usando la resurrección de Jesús como fundamento?

E-Necesito ser feliz: la resurrección de Cristo tiene consecuencias radicales asimismo la vida cotidiana. ¿Cuál es el propósito de la resurrección? La mayoría de nosotr@s lo asociamos con la vida eterna, no con la vida diaria en la tierra. ¿Cómo es la resurrección significativa en nuestro matrimonio, nuestro trabajo, nuestra familia, la protección de derechos humanos, la justicia en todas sus dimensiones, etc.? Hay una expresión que me fascina decir: necesitamos traer el cielo a la tierra porque para ser felices no tenemos que morir.

En Filipenses 4: 11-13 el apóstol Pablo dice: No te estoy diciendo esto porque necesito algo. He aprendido a estar satisfecho con las cosas que tengo y con todo lo que sucede. Sé vivir cuando soy pobre y sé vivir cuando tengo mucho. He aprendido el secreto de ser feliz en cualquier momento en todo lo que sucede, cuando tengo suficiente para comer y cuando tengo hambre, cuando tengo más de lo que necesito y cuando no tengo suficiente. Puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo, porque él me da fuerzas. La libertad del pecado y la esperanza en Jesús que produjo la resurrección trae gran alegría a tu vida. La resurrección de Jesús me enseña que necesito aprender a ser feliz aquí y ahora, no allá y luego.

F-Te doy paz: si no reclamamos el poder de la resurrección de Jesús en nuestra vida cotidiana, no experimentaremos lo que su resurrección ganó para nosotr@s.

Tenemos personas en la iglesia de hoy que viven como si hubieran aceptado la derrota. Viven en un fatalismo religioso. Sus pensamientos están regidos por la duda más que por la creencia. Viven con patrones habituales de desesperanza. Mantienen su fe para sí mism@s, pensando que, si luchan tanto, ¿cómo podrían ayudar a alguien más? Así es la vida cristiana sin el poder de la resurrección.

En realidad, así era la vida de l@s discípul@s después de la crucifixión. Entonces, ¿qué fue lo primero que hizo Jesús después de la resurrección? Se ocupó del miedo de sus seguidor@s: «En la tarde de ese día, el primer día de la semana, al cerrarse las puertas donde estaban l@s discípul@s por temor a los judíos, Jesús vino y se paró entre ell@s y les dijo: ‘La Paz sea contigo ‘”(Juan 20:19).

L@s discípul@s se habían encerrado literalmente, temeros@s del mundo exterior. Temían a la burla, la persecución, incluso la posibilidad de una muerte como la que experimentó Jesús. Pero Jesús vino directamente a través de esos muros para encontrarse con ell@s en su miedo. Y sus primeras palabras para ell@s fueron: «Te doy paz». Incluso entonces todavía tenían miedo. Entonces, Jesús tuvo que decirles dos veces: «La paz sea con ustedes» (ver 20:19, 21). Cristo no l@s reprendió ni los juzgó por su miedo. En cambio, les buscó en su punto más profundo de su  necesidad, y allí les encontró.

G-Jesús no solo liberó a l@s discípul@s del miedo, sino que l@s equipó con el poder de la resurrección para ser sus testigos en la tierra.

«‘Como el Padre/Madre me envió, aun así, te envío a ti «. Y cuando hubo dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. Si perdonas los pecados de cualquiera, se los perdona; si retiene el perdón de alguien, se lo retiene «(Juan 20: 21-23).

Jesús estaba dándoles poder y autoridad para representarlo en la tierra, diciendo en esencia: “Has experimentado mi trabajo terminado en la cruz. Ahora puedes proclamarlo. Predica la liberación de los pecados. ¡Sé un defensor, defensora, de mi evangelio, una voz para mis buenas noticias, mi instrumento para liberar a las personas cautivas!

Amig@s, el poder de la resurrección es que Jesús está vivo. Es un Salvador vivo, y nos da una paz verdadera y sólida que nos libera de todo temor. A su vez, él respira en nosotr@s su propio Espíritu, dándonos poder como testigos. Y nos regala el privilegio de llevar sus buenas noticias, la bendita esperanza, a todas las personas que están crucificadas o muertas en vida. ¡Este es el resultado radical de la resurrección!

Conclusión: El poder de la resurrección es la esperanza de aquí y ahora.

En lugar de buscar la esperanza realizando rituales religiosos, creyendo doctrinas correctas o haciendo buenas obras, date cuenta de que esas cosas son valiosas, pero no pueden producir esperanza. Pon tu esperanza en una relación dinámica con Jesús acompañando y sirviendo al pueblo.

Espera a que Dios desafíe tu fe cuando le pides su poder de resurrección en tu vida, pero ten claro que, si confías en Él, experimentarás mayores aventuras de las que pueda imaginar.  Es importante tener claro que parte de la misión de Jesús era romper las barreras que dividían a la humanidad – y eso incluía las barreras de género. Las mujeres eran asimismo llamadas para servir al reino de Dios. Dios nos llama a tod@s a ser compañeras y compañeros en el cumplimiento de la misión de Dios.

Aquellas personas que resisten no aceptando, como los guardias romanos fuera de la tumba de Jesús, simplemente se convertirán en personas que están muertas en vida. Son quienes esperan por una resurrección antes de la muerte física. Sigamos encontrando las dimensiones espirituales, sociales, históricas, culturales y políticas de la resurrección de Jesús que vienen para producir una propuesta de vida antes de la muerte y vida después de la muerte. Por esto la resurrección de Jesús no construye murallas de separación, sino más bien, puentes que nos pueden unir como pueblos que buscan su liberación.   Sigamos gritando que Jesús vive y la lucha sigue para seguir construyendo un nuevo mundo.

Es por todo esto que tenemos que reconocer que la resurrección de Jesús apunta hacia la creación de un nuevo modelo de iglesia y una nueva manera de relacionarnos con las otras personas. Una iglesia que sabe acompañar al pueblo en sus luchas, que puede sentir y actuar con ese pueblo, bajándolo de la cruz. No para que se resigne ante las injusticias, sino más bien para que las cambie en experiencias de liberación. Tenemos que aprender a ver la resurrección de Jesús desde la realidad de que tiene mucho que ver con producir vida antes de la muerte. El solo mirarla como una promesa de producir vida después de la muerte no es suficiente. Es aquí en donde está lo subversivo de este fenómeno, de que Jesús vive y la lucha sigue.

Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. En el amor solidario, el sacramento más importante. Amen & Ashé.

9 de abril de 2023.