Sermón completo:

Cuarto domingo después de la Epifanía: La Presentación de Nuestro Señor

2 de febrero de 2025

Malaquías 3:1-4; Salmo 84; Hebreos 2:14-18; Lucas 2:22-40

La Fiesta de la Presentación nos enseña lecciones importantes sobre la pureza, la obediencia y la dedicación a Dios. María y José siguieron fielmente la ley al llevar a Jesús al Templo, mostrando su compromiso con la voluntad de Dios.

En la Presentación del Señor, vemos que Jesús vino a traer luz, esperanza y salvación al mundo. A través de la fidelidad de María y José, la misión de Jesús comienza humildemente pero con gran propósito. Esta fiesta nos invita a abrazar la luz de Jesús y a confiar en su plan salvador para nosotros y para el mundo.

Cuando Simeón vio a Jesús, habló de la alegría y los desafíos que se avecinaban. Llamó a Jesús un “signo de contradicción” y advirtió que muchos se opondrían a Él. Luego se volvió hacia María y le dijo: “Una espada traspasará tu propia alma”. Esta fue una profecía del dolor futuro de María al compartir el sufrimiento de su Hijo. Este momento le valió a María el título de “Nuestra Señora de los Dolores”. Las palabras de Simeón la prepararon para el dolor que sentiría al ver cómo se desarrollaba la vida de Jesús, especialmente en la cruz.

El papel de María en la Presentación del Señor también señala su lugar en el misterio de la redención. Desde el comienzo de la vida de Jesús, ella estuvo a su lado, apoyándolo y participando en su misión. Su “sí” en la Presentación hace eco de su “sí” en la Anunciación y su “sí” posterior al pie de la cruz. El camino de fe de María no terminó con el nacimiento de Jesús; continuó a través de su vida, muerte y resurrección.

En la Presentación del Señor, vemos a María comenzando su papel como la primera y más cercana seguidora de Jesús. Su presencia y obediencia nos enseñan que seguir a Cristo a menudo requiere humildad y sacrificio. Como primera discípula, nos anima a permanecer cerca de Jesús en cada momento, especialmente cuando la fe exige valentía. La Presentación nos recuerda que el papel de María está profundamente conectado con la misión de Jesús de salvar al mundo.

Simeón y Ana nos enseñan a esperar las promesas de Dios y a confiar en Su tiempo. Pasaron su vida en oración y esperanza, esperando al Mesías. Cuando Jesús llegó, lo reconocieron de inmediato. Su historia nos recuerda que debemos ser pacientes y fieles, incluso cuando el plan de Dios parece lento. La fe de Simeón y Ana nos muestra que Dios siempre está presente y que cumplirá Sus promesas en Su tiempo.

La Presentación es también un llamado a “presentar” nuestras propias vidas a Dios para hacer exactamente lo que Dios nos pide que hagamos. Estamos viviendo un momento difícil y hay personas que necesitan escuchar el mensaje correcto sobre la justicia, la misericordia y la compasión de Dios. El sermón de la Obispa Mariann Budde en la Catedral Nacional o la entrevista de prensa de nuestro Obispo Rafael sobre dónde estamos parados con respecto a hermanas y hermanos vulnerables que están siendo oprimidos y perseguidos. La Obispa Mariann pide misericordia y compasión y el Obispo Rafel pide acciones que traigan justicia. Esto es decir la verdad al poder.

Desafortunadamente, la Iglesia ha desarrollado, por un lado, una falsa teología del avestruz, donde mete la cabeza en la tierra y así no ve lo que está sucediendo. Este es el pecado de la indiferencia. Y por otro lado, una teología del camaleón, tomando el color que mejor le conviene para estar en buenos términos con todos. Fuimos llamados por Dios a desarrollar teologías que incomoden y problematicen, que hagan sentir incómodos a quienes se sienten cómodos con la opresión y la explotación. Algo así como lo que hizo Jesús cuando entró al Templo con un látigo y expulsó a los opresores.

La Iglesia necesita decir la verdad al poder. Necesitamos encontrar formas de desafiar las nuevas políticas de aplicación de la ley migratoria de la administración Trump que permiten arrestos en lugares previamente protegidos como escuelas, iglesias y hospitales.

La directiva de la Casa Blanca puso fin a la práctica de tratar a las iglesias, escuelas y hospitales como «lugares sensibles» fuera de los límites de la aplicación de la ley migratoria. Y lamentablemente, en la relación colonial entre Estados Unidos y Puerto Rico, es importante entender que estas medidas de la administración Trump nos impactan directa e indirectamente. Y el ejemplo más importante actualmente son los arrestos de ICE y DEA, que han demostrado su estrategia racista, clasista y criminalizadora, que es una violación de los derechos humanos en la comunidad dominicana. El perfil es comunidades pobres, de clase trabajadora y negras en Puerto Rico.

Me parece que en esta Fiesta de la Presentación debemos estar preparados para presentar a Dios con fe y paciencia una sociedad más sana, llena de justicia e inclusión. Decirle la verdad al poder es una táctica política no violenta, empleada por los disidentes contra la sabiduría o propaganda aceptada de gobiernos que consideran opresivos, autoritarios o ideocracia.

Debemos convertir nuestras iglesias en espacios de puertas abiertas, en refugios. ¿Puede haber repercusiones por parte del gobierno? Por supuesto que puede haberlas. Pero esto no debe ser una excusa para que cumplamos con nuestro

compromiso. Recordemos que en la Presentación del Señor vemos que Jesús vino a traer luz, esperanza y salvación al mundo.

En la lectura de Malaquías aprendemos que las palabras no son suficientes para Dios. Nuestras palabras y nuestras acciones deben dar testimonio del fruto de esta limpieza para que todos puedan ver que hemos sido cambiados. Y del libro de Hebreos aprendemos que Jesús da libertad sobre el miedo a la muerte, para que no tengamos que vivir como esclavos del pecado en nuestra vida diaria.

Recordemos que al decir la verdad al poder, con amor, compasión y respeto, debemos decirles lo que necesitan oír, no lo que quieren oír. Ahora más que nunca necesitamos que el Espíritu Santo nos ayude a vivir como testigos en el mundo de un tipo diferente de Reino-Comunidad, uno que traiga el cielo a la tierra. Decir la verdad al poder, esta es una verdadera Presentación de Nuestro Señor.

Amén y Ashé

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