Sermón completo:

Segundo Domingo de Pascua 7 de abril de 2024 Hechos 4:32-35; Salmo: 133; 1 Juan 1:1-2:2; Juan 20:19-31

El evangelio de hoy en Juan 20 enfatiza en el verso 19; Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo…

Mi argumento principal para hoy es que estamos buscando crear iglesias con teologías de inclusión con participación. Unas iglesias que, aunque tengan miedo, hagan lo que hay que hacer sin ser cobardes.

Tenían miedo de lo que le podía pasar. En efecto, el miedo es, podríamos decir, una reacción natural, de propia conservación, que los individuos valerosos son capaces de superar cuando es necesario; pero, en cambio, la cobardía es una actitud permanente, inspirada en el miedo, que revela una derrota y una rendición total ante este fenómeno psicológico.

¿Cuál es el mensaje que enviamos cuando tenemos las puertas de la iglesia con puertas cerrada?

  1. Las puertas pueden estar física y/o teológicamente hablando cerradas para convertir a la iglesia en un Club Privado solo para sus miembros.  Es aquí en donde secuestramos o privatizamos a Jesús para que este al servicio de los grupos dominantes. Por eso nos preguntamos como decía ese gran cantautor venezolano Ali Primera: ¿Cristo al servicio de quién?
  2. Las puertas cerradas de la Iglesia la convierten erróneamente en un museo de gente santa. Se supone que las iglesias son comunidades que representan el amor infinito de Cristo (y muchas de ellas lo hacen), pero ciertos grupos de personas parecen ser continuamente ignoradas, alienadas, subvaloradas y simplemente perdidas dentro de las iglesias. Las estructuras de liderazgo, las expectativas sociales, los valores religiosos y las tradiciones dentro de las comunidades religiosas tienden a favorecer a algunos grupos, pero no a otros, lo que resulta en discriminación en lugar de igualdad, exclusión en lugar de aceptación y prejuicios en lugar de justicia. ¿Qué grupo de personas están siendo ignoradas o subvaloradas en la iglesia contemporánea?
  3. En nuestro sistema capitalista las personas mayores, de la tercera edad, son retratadas como un grupo demográfico de bajo valor entre las iglesias.
  4. Personas que luchan con problemas de salud mental: Durante años, la iglesia rechazó todo el campo de la salud mental y luchó continuamente contra técnicas científica y médicamente probadas que implementaban asesoramiento, medicamentos y otras terapias útiles. La iglesia intentó “eliminar con oración” los problemas y alentó a pastores mal preparados a asumir roles para los que no estaban calificados.
  5. Mujeres: En una era en la que las mujeres son líderes políticas, empresariales y culturales, estimadas en casi todos los sectores de nuestra sociedad, el cristianismo evangélico todavía está luchando por aceptar y valorar plenamente a las mujeres dentro de nuestras iglesias.
  6. Personas pobres. Contrario al disparate que predica la teología de la prosperidad,Dios no produce la pobreza, por el contrario, creó suficiente para todas las personas, pero a la hora de la distribución unos pocas cogieron demasiado. El capitalismo y la pobreza están relacionados de maneras complejas y controvertidas. El capitalismo causa y reproduce la pobreza a través de sus crisis periódicas y su explotación del trabajo. Por esto la iglesia tiene la obligación de ser anticapitalista.
  7. Personas con retos físicos
  8. Personas Lesbianas, gay, bisexuales, trans, etc. Sigue habiendo divisiones en las denominaciones religiosas en torno a los esfuerzos por aceptar o rechazar la igualdad para las personas LGBTQ en los bancos y en el clero. No puedo decirte cuántos L.G.B.T.Q. me han informado de los comentarios odiosos y homofóbicos que han escuchado de sus sacerdotes, diáconos, hermanos, hermanas, asociados pastorales laicos, obispos, directores de educación religiosa y maestr@s de escuela, tod@s supuestamente hablando en nombre de la iglesia.
  9. Personas con adicciones. Creo firmemente que la iglesia debería estar en la primera línea del ministerio de adicciones, pero ese ministerio no es fácil. Trabajar con adicciones y con quienes están esclavizados por ellas es complicado, requiere mucho tiempo y es doloroso. La espiritualidad se define como una apertura a Dios, la naturaleza o el universo donde uno puede experimentar armonía con la verdad, sentimientos de amor, esperanza y compasión, inspiración o iluminación con un sentido de significado y propósito en la vida, la conexión de un individuo con Dios. La persona adicta es un hijo o hija de Dios, es la imagen de Dios.

Necesitamos Iglesias Saludables que no son indiferentes, que tengan las puertas abiertas.

Se supone que las iglesias son comunidades que representan el amor infinito de Cristo (y muchas de ellas lo hacen), pero ciertos grupos de personas parecen ser continuamente ignorados, alienados, subvalorados y simplemente perdidos dentro de las iglesias estadounidenses. Las estructuras de liderazgo, las expectativas sociales, los valores religiosos y las tradiciones dentro de las comunidades religiosas tienden a favorecer a algunos grupos, pero no a otros, lo que resulta en discriminación en lugar de igualdad, exclusión en lugar de aceptación y prejuicios en lugar de justicia.

Indiferentes a las injusticias del diario vivir y comienzan a ofrecer un mañana sin repercusiones en el presente. Predican a un Jesús no despolitizado sino más bien a un Jesús afiliado a la política de la opresión y explotación social, económica, política, cultural y religiosamente.

Cada uno de estos temas impacta significativamente la salud de la iglesia. Saben ustedes que la tradición de las puertas rojas en las iglesias se originó en Inglaterra durante la Edad Media cuando era un signo de santuario. Si alguien te persiguiera, estarías a salvo si pudieras llegar a la puerta de la iglesia. Nadie se atrevería a cometer violencia en tierra santa. Amen & Ashé.