Jesú invita al momento de la decisión
1 Reyes 8:22-30, 41-43; Efesios 6:10-20; Juan 6:56-69
¿Alguna vez has sentido ganas de alejarte de algo difícil? Tal vez sea una relación, un trabajo o incluso tu fe. En Juan 6:56-69, vemos que incluso quienes seguían a Jesús tuvieron momentos de duda y confusión. Después de que Jesús habló acerca de ser el pan de vida y llamó a sus discípulos y discípulas a un compromiso más profundo, muchas de estas personas no pudieron soportarlo, dieron la espalda y ya no lo siguieron. Este pasaje nos desafía a permanecer con Jesús, incluso cuando sus enseñanzas son difíciles de entender o vivir.
Hoy voy a argumentar que el verdadero discipulado implica un momento de decisión y a la misma vez un compromiso de vivir la fe en el mundo. En Juan 6:56-69, Jesús acaba de terminar de enseñar que Él es el Pan de Vida. Jesús le dice a la multitud que quien come su carne y bebe su sangre permanecerá en él, y él en ellos y ellas. Esta enseñanza fue difícil de aceptar, y como resultado, mucha gente se apartó de seguirlo. No podían entender que Jesús estaba hablando de alimento espiritual, no de comida física. Incluso los discípulos y discípulas se quedaron conmovidas. Jesús les preguntó: “Ustedes también quieren irse, ¿verdad?”. Pedro, hablando en nombre del grupo, respondió con fe: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Jesús acababa de dar una enseñanza increíblemente desafiante, cuyas implicaciones parecían enormes, y muchas de las personas que habían seguido a Jesús anteriormente decían: “Esto es demasiado para mí, es demasiado difícil, ¡me voy de aquí!”.
Pedro había establecido en su corazón cuál era la verdad. No intentó entrar en el debate de la enseñanza, ni justificar cómo Jesús pudo haber dicho esas cosas; ni siquiera sabemos si Pedro entendió todo lo que Jesús realmente estaba diciendo. Pero lo que sí sabemos es que Pedro miró a Jesús y le dijo: “Confío en ti”. Básicamente, Pedro dice: “No voy a ninguna parte sin Jesús. Puede que no te entienda. Puede que no sea capaz de ver a dónde me estás llevando. Pero confío en ti. Tú eres de donde viene la vida, y eso es suficiente para mí”.
En El costo del discipulado, un libro escrito por Dietrich Bonhoeffer, el autor argumenta el concepto de “gracia costosa”. Él creía que la gracia no es algo que se da libremente sin ningún esfuerzo o sacrificio por parte de la persona creyente. En cambio, creía que la verdadera gracia tiene un costo, y que el verdadero discipulado implica seguir a Jesús incluso cuando es difícil o incómodo. El verdadero discipulado implica un momento de decisión y un compromiso para vivir la fe en el mundo.
Sin embargo, es posible seguir a Jesús cuando es difícil. Decirle a la gente que tendrán una vida fácil con Jesús puede ser una buena manera de conseguir que se sumen a nuestras iglesias: “Jesús resolverá todos tus problemas y te dará una vida llena de felicidad. Tendrás riquezas desbordantes. Tendrás una salud bendecida por Dios. Pero esta es una manera terrible de hacer seguidores y seguidoras de Jesús”.
La verdad es que vivimos en un mundo lleno de problemas, y más aún para las personas cristianas. Jesús advierte a sus discípulas y discípulos: “Un siervo no es mayor que su amo”. Si me persiguieron a mí, también les perseguirán a ustedes. Si guardaron mi palabra, también guardarán la de ustedes. Pero todo esto lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió” (Juan 15:20-21).
Una vez más, el verdadero discipulado implica un momento de decisión y un compromiso de vivir la fe en el mundo. Por esto la iglesia no debe ser una entidad separada del mundo, sino que debe participar activamente en el trabajo para lograr un cambio social y político. La iglesia local es el lugar donde las personas pueden aprender a vivir su fe en el mundo y marcar una diferencia en su comunidad. Una vez más, la iglesia local es el lugar donde las personas pueden aprender a vivir esta gracia costosa en el contexto de una comunidad de creyentes.
La visión de Bonhoeffer sobre el discipulado también enfatiza la importancia del liderazgo de servicio. Creía que el verdadero liderazgo no se trata de poder o control, sino más bien de servir y empoderar a las demás personas. Creía que la iglesia local es el lugar donde las personas pueden aprender a liderar como lo hizo Jesús, sirviendo a las demás personas y poniendo las necesidades de las demás antes que las propias. Creía que la iglesia local debería ser un lugar donde las personas puedan aprender a liderar sirviendo y empoderando a las demás, lo que ayuda a construir un cuerpo fuerte y unido de creyentes. Esta es la razón por la que es difícil seguir a Jesús y por la que algunas personas se fueron. Prefieren un cristianismo falso de perdón sin arrepentimiento.
La comodidad es enemiga de la obediencia. Las historias de personas fieles en la Biblia muestran que para obedecer hay que salir de la zona de comodidad. Una iglesia cómoda no es una iglesia en misión. La naturaleza misma de la Gran Comisión nos impulsa a estar en constante movimiento y renovación.
En nuestra lectura de 1 Reyes 8:22-30, 41-43 aprendemos que la oración de Salomón nos enseña muchas cosas que tienen valor práctico para nuestro verdadero discipulado, que implica un momento de decisión y un compromiso de vivir nuestra fe en el mundo.
En primer lugar, nos recuerda que la oración que ofrecemos tiene mucho que ver con el futuro que tenemos por delante. La oración puede insistir en que nuestro futuro debe incluir a Dios. En segundo lugar, nos da consejos, especialmente cuando no sabemos cómo orar o cuando la oración parece ser un idioma muerto o una vergüenza en un mundo que depende de la técnica. Por último, nos anima a dedicarnos al trabajo que Dios nos ha encomendado hacer. Debemos comprometernos profundamente con nuestra propia dedicación a Dios para que la gente pueda llegar a escuchar el gran nombre de Dios debido a la forma en que vivimos nuestras vidas. Este es el momento de la decisión.
Y la lectura de Efesios 6 nos recuerda que el equipo que se debe utilizar no son instrumentos de destrucción, sino el equipo que edifica a la comunidad y equipa a los santos y santas para el ministerio (Efesios 4:12). Abrocharse el cinturón de la verdad implica hablar la verdad en amor como parte de nuestro crecimiento en Cristo (6:14; 4:15). Ponerse la coraza de justicia recuerda cómo nuestro nuevo ser fue creado según la semejanza de Dios en verdadera justicia y santidad (6:14; 4:24). Tomar el escudo de la fe y el casco de la salvación evoca cómo hemos sido salvados y salvadas por gracia a través de la fe, no como nuestra acción humana, sino a través de la acción de Dios como un puro don (6:16-17; 2:8).
Para ver y escuchar esta reflexion visitanos del El momento de la decisión visitanos El momento de la decisión (youtube.com)
En conclusión, hermanas y hermanos, seguir a Jesús puede ser difícil, pero no imposible. Y es que seguir a Jesús exige un compromiso de transformar mi vida en un hombre o una mujer nueva que esté dispuesta a dejar atrás los malos hábitos y dedicarse a construir un mundo nuevo, lleno de paz y justicia aquí y ahora. Y de esta manera, empezamos a ser felices en la tierra, sabiendo cómo traer el cielo a nosotros y nosotras. Recuerda, el verdadero discipulado implica un momento de decisión y pide un compromiso de vivir la fe en el mundo. Bendiciones, y la paz con justicia sea con ustedes y prométanme que van a ser muy felices. En el amor solidario el sacramento más importante. Amen & Ashé.