Sermón completo:

Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir. Gracias por ser parte de este encuentro.

Mi tema para hoy está elaborado del Evangelio de Mateo 9:35-10:8, y es sobre encontrar la felicidad a través del sufrimiento.

Muchas felicidades en este Día de Padres y de Madres que se convirtieron en Padres. Mi argumento principal en esta reflexión es que podemos regocijarnos en nuestro sufrimiento porque Dios quiere que transformemos cada obstáculo en una oportunidad para buscarle. No estoy hablando de volverse masoquista; lo cual es una persona que se complace en el dolor y el sufrimiento. Estoy hablando de un sufrimiento de transformación. Hay textos en Filipenses que lo dejan muy claro. Filipenses 3:1, “Gozaos en el Señor”. Y Filipenses 4:4, “Gozaos en el Señor siempre”. Estos son mandamientos. Además, siempre tendremos la elección de quedarnos con la esperanza o con la miseria.

Existen diferentes enfoques de la felicidad. El enfoque occidental se centra en los sentimientos positivos, las acciones y las vidas positivas. Se busca maximizar el placer y minimizar el dolor. El sufrimiento se considera una intrusión ajena y hostil en nuestra feliz existencia. Sin embargo, cuando ya no se puede evitar el sufrimiento, entonces se intenta superar el sufrimiento a través de la psicología positiva. El enfoque occidental funciona mejor en una cultura de progreso, riqueza y esperanza, lo cual solo las personas acomodadas lo tienen.

El enfoque oriental se centra en la sabiduría, la paciencia, el desapego y la serenidad. Busca desarrollar y dominar nuestra vida interior para que podamos trascender el sufrimiento. La transformación del sufrimiento se logra a través de la sabiduría y la iluminación. El enfoque oriental funciona mejor en una cultura de sufrimiento y resistencia. Una vez más escuchemos el mensaje de Pablo en Filipenses 3:1 es: “Gozaos en el Señor”. Y de Filipenses 4:4, “Gozaos en el Señor siempre”.

La mayor cualidad que vio Mateo en Jesús fue la compasión. No solo las palabras de Jesús, sino sus acciones todos los días demostraron esta cualidad. La compasión, la capacidad de sentir con l@s demás personas, incluso de sufrir con ell@s, es la cualidad principal que debemos demostrar cuando nos relacionamos con otras personas. La compasión implica sentir el dolor de la otra persona y querer tomar medidas para ayudar a aliviar su sufrimiento. La palabra compasión en sí misma deriva del latín y significa «sufrir juntos o juntas». Es por esto por lo que el proyecto de Jesús es tan radical, lo hizo y ahora nos pide a nosotr@s que socialicemos el sufrimiento a través de la compasión. No para quedarnos en el sufrimiento sino para llegar a la felicidad. Que amb@s seamos felices.

La compasión no es pena o piedad. A menudo podemos sentir pena de aquell@s que vienen a hablar de sus luchas en la vida. Puede que necesitemos, de vez en cuando, sacudirnos la carga de llevar en nuestras propias almas el sufrimiento de l@s demás. Es humano no poder soportar todo el tiempo el sacrificio de tomar la cruz de compartir el dolor de nuestra familia, amistades, feligreses, líderes comunitari@s. En algún momento, debemos orar diciendo: “Gracias, Dios, porque no tengo que ir a casa con un cónyuge abusiv@o un hijo, una hija adicto o un hijo o una hija enojada. Ayudé a esta persona con la que acabo de pasar la última hora a tomar buenas decisiones sobre su situación”.

Mateo dice que Jesús miró a la multitud que venía para ser sanada y sintió compasión por ell@s, porque eran como ovejas sin pastor o pastora. Déjame decirte lo principal que l@s pastor@s debemos saber sobre las ovejas: no es un cumplido ser comparado con ellas. Las ovejas son un blanco fácil para depredadores carnívoros como lobos, coyotes, zorros, perros y osos. Son muy vulnerables porque no tienen otra manera de protegerse a sí mismas más que juntarse en un grupo grande. Necesitan ayuda externa de los humanos para sobrevivir. Las ovejas se asustan fácilmente, especialmente por los ruidos fuertes. En el caso de una tormenta eléctrica, deben ser reunid@s en un grupo cerrado y conducidos a un corral o almacén, ya que correrán cada vez que caiga un rayo y pueden amontonarse contra una cerca de alambre de púas, presionando contra los más cercanos, hasta que esas ovejas mueren. Necesitan un pastor que l@s ponga en pie de nuevo.

Mateo describe a las multitudes que seguían a Jesús como acosadas e indefensas, como ovejas sin pastor. Vinieron a Jesús como vienen a nosotr@s, buscando a alguien que tenga compasión, no pena o piedad, y que les muestre qué camino tomar para encontrar seguridad. La vida está llena de historias sobre personas que han perdido su confianza en un o una líder carismátic@, solo para terminar muert@s o algo peor. Pero l@s seguidor@s de Jesús deben ser tan compasiv@s como lo es Dios. ¡Qué tarea difícil! Jesús sabía esto y dio a sus discípul@s (incluyéndonos a nosotr@s) la asistencia del Espíritu Santo, que según Mateo les dio “autoridad sobre los espíritus inmundos, para expulsarlos y curar toda enfermedad y toda dolencia”.

Su mensaje era una buena noticia para l@s que quisieran escuchar: el reino de los cielos se ha acercado. Dios ha venido a nosotr@s, en lugar de llamarnos al trono de Dios. La buena noticia es que Dios estaba dispuesto a tomar forma humana y vivir como debemos vivir. Estas son las buenas noticias: Dios nos ama y quiere que seamos saludables y felices, amad@s, amoros@s, y compasiv@s. Y no debemos poner el dinero, o el tamaño de la iglesia o el número de la congregación, como nuestro enfoque principal. Debemos lograr el deseo de Dios para las personas que puso a nuestro cuidado.

Para resumir, el sufrimiento produce estabilidad, fortaleza y dominio propio, todo lo cual es necesario para soportar circunstancias difíciles. Pero eso es sólo lo que produce el sufrimiento. ¿Qué genera entonces alegría en tiempos de sufrimiento? Es saber, creer y confiar que el sufrimiento producirá esas cosas… y mucho más. Eso es fe, una fe en que el sufrimiento produce una relación más cercana y profunda con aquel que sufrió y murió por nosotr@s, y una certeza de las promesas que nos ha dado.

Pero también podemos encontrar la felicidad en la satisfacción de haber hecho lo que teníamos que hacer aunque nadie lo aprecie. Me refiero al altruismo, una cualidad que poseen las personas que se enfocan en algo más que ellas mismas, y cuya raíz revela el objeto de esas tendencias generosas. Ahora te pregunto, ¿eres una persona compasiva? ¿Eres un Padre o Madre compasiva? ¿Somos una Iglesia compasiva? Recuerda lo que Pablo le dijo a la Iglesia de Roma: Esto es cuando nos regocijamos en nuestros sufrimientos, sabiendo que el sufrimiento produce paciencia, y la paciencia produce carácter, y el carácter produce esperanza, y la esperanza no nos avergüenza. —Romanos. 5:3–5.

La compasión es la habilidad que tenemos de comprender el sufrimiento de la otra persona y que responde al deseo de aliviarlo y reducirlo. El concepto de compasión es más simple y a la vez más intenso que la propia empatía y nos invita a querer ayudar y mitigar el sufrimiento de las demás personas. Es por esto por lo que soy fiel creyente que nuestra compasión puede transformar nuestra política, economía, sociedad y teología. Hay un déficit de compasión en nuestra vida pública que debemos corregir y la iglesia debe ser parte de este proceso revolucionario de crear un mundo nuevo trayendo el cielo a la tierra. Vamos a movernos más allá de la autocompasión y también practiquemos la compasión colectiva. Esta compasión colectiva es un sufrimiento que nos produce felicidad.  Todo esto porque la única manera de demostrar la compasión es con acciones. De aquí la necesidad de evitar la trampa de la empatía y liderar con compasión. Seamos felices y dejemos que las demás personas también sean felices.

Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. En el amor solidario, el sacramento más importante. Amen & Ashé. 18 de junio de 2023.