Sermón completo:

Decimotercer domingo después de Pentecostés; Propio 15, 18 de agosto de 2024

1 Reyes 2:10-12; 3:3-14; Salmo 111; Efesios 5:15-20; Juan 6:51-58

Reflexión bíblica: ¿Hay vida dentro de ti?

Introducción

Un amigo me preguntó esta semana: “¿Cómo estás?” Es una pregunta común, una que hacemos y nos hacen todos los días. Tú y yo sabemos las respuestas estándar. Le dije: “Bien. Estoy bien. Las cosas están muy ocupadas en este momento. Estoy bien”. Se rió y dijo: “¿Estás tratando de convencerme a mí o a ti mismo?”.

En la reflexión de esta semana sospecho que no soy el único que ha tenido este tipo de conversación. La mayoría de nosotros tenemos este tipo de conversaciones varias veces al día. Ofrecemos las respuestas habituales. A veces agregamos algo sobre nuestra familia, nuestra salud, dónde hemos estado o qué hemos estado haciendo. A menudo, esas conversaciones se centran en las circunstancias de la vida y en hacer nuestro trabajo, cumplir con los plazos y los compromisos, cumplir con las obligaciones, ofrecer nuestro tiempo como voluntarios y amar y cuidar a nuestras familias. Pero hay una diferencia, una gran diferencia, entre vivir la vida y tener vida dentro de nosotros.

1 Juan 6:51-58

Vivir la vida o tener vida; esa es la cuestión que Jesús aborda en este Evangelio de hoy, Juan 6:51-58. Es tan importante que ha sido el tema de las lecturas del Evangelio de los últimos domingos. Cada semana nos ha acercado a la pregunta tácita que se esconde detrás del Evangelio de hoy: ¿Hay vida dentro de ti? Esa es la pregunta que se esconde detrás del Evangelio de hoy. Y es tan importante que Jesús la plantea seis veces. Esa pregunta es el hilo conductor de cada una de las seis declaraciones de Jesús. Él no se olvida de lo que ha dicho. Es consciente de nuestra hambre. No se repite; nos llama continuamente a la vida. Está tratando de llamar nuestra atención, de despertarnos, de perturbarnos, de hacernos mirar la vida que estamos viviendo.

¿Hay vida dentro de ti?

Sigo reflexionando en cuando escucho el evangelio de hoy (Juan 6,51-58) quiero valorar las seis afirmaciones de Jesús:

Ya he oído todo esto antes, y tú también. Escuchamos algo de esto la semana pasada y algo de esto la semana anterior. Conocemos las palabras que Jesús pronuncia, pero ¿tenemos la vida de la que habla? ¿Hay Vida dentro de ti y de mí? Esa es la pregunta. “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”. Voy a preguntarte de nuevo: ¿Hay Vida dentro de ti?

  • 1. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre.”
  • 2. “En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes.”
  • 3. “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna.”
  • 4. “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.”
  • 5. “El que me come, vivirá por mí.”
  • 6. “El que come de este pan vivirá para siempre.”

No se trata de una cuestión de vida física o biológica. Es más que eso. Se trata de Vida con V mayúscula. Está más allá de las palabras, más allá de la descripción, y sin embargo la conocemos cuando la probamos. Piensa en esas experiencias en las que te sientes más grande que la vida, no porque hayas hecho o logrado algo, sino porque te sientes conectado y parte de algo más grande que tú. ¿No ha habido momentos en los que pensaste o te dijiste a ti mismo: “Este momento es perfecto y no quiero que termine nunca”? ¿Cuándo fue la última vez que le diste un mordisco a la vida y te supo bien y quisiste más?

Esa es la vida de la que habla Jesús en cada una de esas seis afirmaciones. Y me pregunto si esa es la vida que estás viviendo hoy. ¿Hay Vida dentro de ti? Hace más de 30 años, Ricardo Arjona, cantautor guatemalteco, escribió una canción en la que nos dice: “No le quites años a tu vida, añade vida a los años, es mejor”. Esto es un reto porque nos está diciendo que dejemos atrás nuestras preocupaciones y comencemos a ser felices.

¿Hay vida dentro de ti?

Reflexiona sobre: Algunas iglesias están predicando que para ser felices debemos dejar este mundo. En otras palabras, debemos morir. Esto es contradictorio con el Evangelio de Jesús. Nadie nos trajo a este mundo para sufrir. Podemos estar sufriendo, por lo tanto, es una oportunidad para descubrir por qué y cambiar esa realidad creyendo lo que nos dice el Salmo 30:11: Has cambiado mi duelo en baile; has hecho desaparecer mis angustias, y me has ceñido de alegría. En otras palabras, no tengo que morir para ser feliz, puedo ser feliz aquí y ahora. Y eso es lo que Jesús planeó para nosotros cuando nos invitó a tener vida y tenerla en abundancia.

Como punto de aclaración, no hay una diferencia explícita entre felicidad y alegría. Ambas implican emociones, ambas son sentimientos placenteros y ambas se mencionan en las Escrituras en pasajes que las equiparan. Una definición de diccionario de felicidad es “un estado de bienestar; una experiencia placentera o satisfactoria”. Una definición de la palabra regocijarse, relacionada con la palabra alegría, es “sentir gran deleite; estar contento”. Dependiendo de la traducción, la Biblia usa las palabras feliz y felicidad unas 30 veces, mientras que alegría y regocijarse aparecen más de 300 veces. De alguna manera, Jesús quiere que seamos alegremente felices. Así es como traemos vida dentro de nosotros.

1 Reyes 2 y 3: Un pacto fiel

De la lectura en 1 Reyes 2 y 3 hay mucho más en la historia que esa pequeña viñeta. Después de reinar durante 40 años, David muere y su hijo Salomón toma el trono que supuestamente está asegurado. Sin embargo, en los versículos anteriores a esta historia de sucesión, tenemos a David dando a su hijo un fuerte encargo en los versículos 1-9. Como un rey fiel que guarda el pacto, David resume el tema de la historia en unos pocos versículos que demuestran cómo obtener vida dentro de él: obedecer a Dios, caminar en sus caminos, y Dios cumplirá sus promesas para ti, y prosperarás.

Efesios 5: Maximizar nuestras vidas y maximizar las bendiciones de Dios sobre nosotros

En la lectura de Efesios, vemos cómo Pablo nos da cuatro instrucciones para maximizar nuestras vidas y maximizar las bendiciones de Dios sobre nosotros, y esos cuatro consejos son: Ser cuidadoso en cuanto a cómo vives, administrar tu tiempo, ser cuidadoso de hacer la voluntad de Dios, y ser cuidadoso, ser lleno del Espíritu. Y de esta manera, puedes maximizar tu vida y obtener vida dentro de ti.

¿Hay vida dentro de ti?

Conclusión:

Hermanos y hermanas, el mensaje de hoy es que no vinimos a este mundo para ser infelices, ni tenemos que morir para alcanzar la felicidad. El desafío de hoy de Jesús es si tenemos vida dentro de nosotros. Tener vida contribuye en gran medida a nuestra felicidad, a nuestra alegría, a nuestra satisfacción. Juan 15:11 dice: Estas cosas les he dicho, para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría sea completa. ¿Hay vida dentro de ti?

En un mundo lleno de la búsqueda constante de la felicidad, a menudo nos encontramos persiguiendo metas materiales, buscando el reconocimiento externo o tratando de cumplir con las expectativas impuestas por la sociedad. Sin embargo, las enseñanzas de Jesús nos invitan a reflexionar y descubrir una manera más profunda y dedicada de alcanzar la felicidad. A través de sus palabras y acciones, Jesús nos muestra que la verdadera felicidad no se encuentra en las cosas superficiales, sino en el amor, la compasión y la búsqueda de un propósito más allá de nosotros mismos.

¿Hay vida dentro de ti?

Don Bosco fue un sacerdote católico italiano, educador y escritor del siglo XIX. Mientras trabajaba en Turín, donde la población sufría muchos de los efectos nocivos de la industrialización y la urbanización con el nacimiento del capitalismo, dedicó su vida a la mejora y educación de los niños de la calle, los delincuentes juveniles y otros jóvenes desfavorecidos. La propuesta de Don Bosco a sus jóvenes era que teníamos que ser felices en la tierra y felices en el cielo. Mi propuesta es traer el cielo a la tierra y comenzar a construir esta felicidad para todas las personas aquí y ahora. Así es como traemos vida dentro de nosotros. Amén y Ashé.

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