Sermón completo:

I-Introducción:

Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir.

Gracias por ser parte de este encuentro.

II-La reflexión para esta semana es sobre

Titulo: La fórmula de Jesús para vencer las tenciones.

Lectura:  Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación. Mateo 4:1.  

La semana pasada vimos la preparación de Jesús para el ministerio a través de su bautismo en el Jordán. Pero hubo otra preparación que Dios tenía para él antes de que pudiera comenzar su ministerio público, y ese fue un período de prueba o tentación en el desierto.

Para los propósitos de esta reflexión, definiremos la tentación basada en la Biblia como cualquier cosa que nos motive a desobedecer lo que Jesús nos pide que hagamos. De aquí el que nos llamemos personas cristianas o mejor, seguidor@s de Jesús. Podemos entonces preguntarnos: ¿Qué es lo que Jesús nos pide que hagamos que ha entrado en conflicto con mis tentaciones? Veámoslo de esta manera, cuando le preguntaron que cuál era el mandamiento más importante, Jesús dijo, “Amarás a Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójim@ como a ti mism@” (Mateo 22:37-39). Dos mandamientos, con tres maneras de expresar el amor.  

Como seguidor o seguidora de Jesús, ¿cuál es entonces la tentación que debo vencer que no me permite aceptar y poner en práctica estas tres prácticas del amor? Primeramente, recordemos que hemos definido tentación como cualquier cosa que te motive a desobedecer lo que Jesús nos pide que hagamos. Y segundo, debemos tener claro que no es cumplir con una o dos de estas maneras del amor, sino más bien con la trilogía completa: amar a Dios, a mi prójim@s y a mi mism@.  

Usualmente la tentación no es un reto cuando tenemos que amar a Dios o a nosotr@s misma@s. La tentación que verdaderamente nos desafía como personas seguidoras de Jesús es el poder amar a nuestr@s prójim@s, sobre todo si les hemos clasificado como personas enemigas. La penosa realidad es que en vez de buscar razones para amar siempre estamos buscando justificaciones para odiar, excluir o eliminar. Es muy fácil amar a quien me ama, me respeta, y me valora. La tentación siempre ha sido en amar a quien me calumnia, me odia, me hace el mal, me desprecia, etc. Ahora bien, para poder odiar o despreciar a una persona yo tengo que demonizarla, o sea, deshumanizarla. La convierto en un objeto porque le quité la humanidad. Amarla como Jesús me está pidiendo es retornarle esa humanidad que me debe recordar que es la imagen de Dios.   

Hay una razón poderosa para que amemos a las personas que vemos como nuestras enemigas. Simplemente porque Jesús lo dijo y debemos obedecerle. No solamente nos dijo que debemos amarle, sino que también nos dijo el cómo amarle: como a nosotr@s mism@s. Por lo tanto, piensa en este momento en lo que tu disfrutas cuando pides que te amen. Una vez lo tienes claro esa es la manera en que debes de amar a la otra persona. ¿Que es difícil y a veces doloroso? Claro que si, por eso le llamamos tentación. ¿Qué hay veces que piensas que no tienes las fuerzas? Pues esta es la respuesta bíblica: todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13). T todo esto puede ser un buen ejercicio espiritual de sacrificio para esta Cuaresma.

Mi experiencia pastoral me ha demostrado que no es que las personas no tengan la capacidad de amar a sus enemig@s, sino mas bien que han vaciado sus energías en poder encontrar la satisfacción de la revancha. Recuerda esto: la mejor venganza es hacer lo contrario de lo que te hicieron. Con esta fórmula discipular podrás encontrar la satisfacción de amar a quienes no te aman.

El amar tiene como objetivo el poder recuperar a la otra persona, mientras que el odio solo persigue la destrucción de esa persona.  

Curiosamente Jesús trajo el tema de la piedad repetidamente durante su ministerio. Todas las personas quieren piedad, o misericordia. Entiéndase por esto un sentimiento de compasión hacia las demás personas que sufren o padecen. Dar misericordia nos exige renunciar a la venganza y entregar el juicio a Dios.

Amar a nuestr@s enemig@s no significa permitirles continuar haciéndonos daño. Permítanme aclarar dos asuntos del amor y la tentación en este contexto. Primeramente, Jesús no nos está pidiendo que tratemos de amar de amar a nuestr@s enemig@s. Esto es un mandato, punto. Tienes que amar, de lo contrario estamos en desobediencia. Y segundo, y me parece que aquí es en donde se nos enreda todo este asunto, Jesús no nos está pidiendo que seamos personas estúpidas, masoquistas, ñangotadas, que permitimos que nos dobleguen. En el Evangelio de Jesús no hay espacio para un discipulado de apendejamiento, sino de gente valiente.

 

Tengamos claro que Jesús siempre estableció fronteras y límites en su ministerio. Poner la otra mejilla en Mateo 5:38–39, es una frase en la práctica cristiana del Sermón de la Montaña que no debe tomarse literalmente porque el pasaje puede interpretarse de diversas maneras.

Veamos cuidadosamente estas palabras sobre la “bofetada” que Jesús dice que debemos soportar. Jesús aquí habla de desprecios personales de cualquier tipo. La bofetada (o el “golpe”) no tiene que involucrar violencia física literal. Incluso en nuestros días, una “bofetada en la cara” es una metáfora de un insulto u ofensa inesperada. ¿Alguien te insultó? Déjale, dice Jesús. ¿Estás sorprendid@ y ofendid@? No devuelvas insulto por insulto. Pon la otra mejilla.

Poner la otra mejilla no implica el soportar el abuso, ni significa que nos pongamos en peligro a nosotr@s mism@s o a l@s demás. El mandato de Jesús de poner la otra mejilla por un lado es simplemente un mandato de renunciar a las represalias por ofensas personales, y, por otro lado, encontrar maneras para que estas opresiones de injusticias no se vuelvan a cometer. En otras palabras, hay que ponerle fin a esa situación abusiva. Aquí la realidad es la preservación y respeto a la vida. Por ejemplo, en Lucas 22:36 Jesús les dice a sus discípul@s; Pero ahora, quien tenga una bolsa, que la lleve consigo, de la misma manera también una alforja, y quien no tenga espada, venda su manto y compre una. Yo no creo que Jesús está promoviendo el que nos dejemos abusar o el que seamos personas violentas. Por el contrario, estos son valores de acción para explicar el nuevo hombre y la nueva mujer que nace cuando nos arrepentimos y somos transformad@s en nuevas criaturas en Cristo que nace de ese amor radical.

Hay que entender que la cuaresma tiene que ver con vencer las tentaciones con sacrificios personales para que podamos ser nuevas personas llenas de amor, compasión y respeto. Por supuesto, esos sacrificios personales siempre van a beneficiar a la colectividad. Un buen sacrificio puede ser el construir una sociedad de justicia en donde podamos traer el cielo a la tierra. ¿Como podemos entonces detener las injusticias de personas opresoras?

Primeramente, no aceptando la opresión. Detengamos estos estilos de vida de someternos. En Lucas 4:18-21 Jesús nos dice al proclamar la responsabilidad de su ministerio lo siguiente: «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a las personas pobres, para anunciar libertad a las personas prisioneras, para devolverles la vista a las personas ciegas, para rescatar a las personas que son maltratadas y para anunciar a todas las personas que: “¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”» Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todas las personas que estaban en la sinagoga se quedaron mirándolo. Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.» Este pasaje es un llamado radical a la acción que traerá justicia al pueblo. Por lo tanto, no obedecerlo es la tentación que nos desconecta de nuestra relación con Jesús. Esta es la manera de poner la otra mejilla porque estamos deteniendo las injusticias que afectan la creación de Dios.  

Lo que el versículo de hoy nos dice es que no debemos alimentar ni atesorar el odio de la venganza.  No estamos designad@s para castigar a las personas que nos hacen daño. Hay que disciplinarlas, con amor, compasión y respeto para traerles al arrepentimiento. Hermanas y hermanos, esta es la clave de acción de todo esto; Cuando yo detengo a mi opresor (u opresora) para que no me abuse o para que no abuse a otras personas, me estoy liberando yo y a la misma vez libero a esa persona opresora. ¿Cómo? Porque ahora esa persona opresora no tiene a quien oprimir. Eso es amar a mi prójim@, porque le acabo de liberar con mi amor radical, no con la venganza o el odio.

Es mi amor, no mi odio o venganza lo que va a liberar y transformar a la otra persona. Y es así como construimos un verdadero discipulado que traerá el cielo a la tierra.

Sigamos construyendo el nuevo hombre y la nueva mujer que edificarán un mundo nuevo, aquí y ahora. Esta es la fórmula de Jesús para vencer las tentaciones. Destruyamos el odio con el amor. Y como Dios es amor, el amor vencerá.

Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. Amen & Ashé.

26 de febrero de 2023