Sermón completo:
Domingo de Adviento; 17 de diciembre de 2023
Isaías 61:1-4, 8-11; Salmo 126; 1 Tesalonicenses 5:16-24; Juan 1:6-8, 19-28
I-Introducción: Como dijimos la semana pasada, las cuatro semanas de Adviento se caracterizan por temas distintos que guían nuestros corazones a lo largo de nuestro viaje espiritual mientras nos preparamos para la Navidad. Estos temas son la esperanza, paz, alegría y amor. Y los mismos resumen los valores fundamentales de la fe cristiana y proporcionan un marco para la reflexión, la oración y la meditación.
Con las escrituras bíblicas de hoy y la tercera vela de Adviento, se nos invita a reflexionar sobre la alegría o el gozo que viene por la llegada de Jesús y por su proyecto de liberación salvífica que nos ha regalado.
II-En el Evangelio de Juan 1:6-8, 19-28 podemos ver que Juan el Bautista es una voz de alegría que clama en el desierto. Él era una voz que clamaba en el desierto, preparando el camino para la venida de Jesús. Era un profeta que vivía una vida sencilla, vestía ropas hechas de pelo de camello y comía langostas y miel silvestre. Sin embargo, a pesar de su apariencia humilde, fue un testigo poderoso de la verdad de la alegría que produce la palabra de Dios.
Por esto podemos ver en este Evangelio la alegría del testimonio de Cristo de Juan el Bautista. El testimonio de Juan Bautista acerca de Cristo fue claro e inequívoco. Reconoció que él no era la luz, sino más bien un testigo de la luz que estaba por venir. Proclamó que Cristo era el Cordero de Dios que quitaría los pecados del mundo, y que no era digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia.
Podemos hacernos la pregunta: ¿Es un requisito que un cristiano sea feliz? ¿Está mal sentirse triste si eres una personaacristiano? Much@s dicen que está mal sugerir que una persona cristiana debe ser siempre feliz. Esto se debe a que normalmente equiparamos esta palabra con nuestros sentimientos y emociones humanos, cuando en realidad, una vida cristiana no debe vivirse en absoluto sobre la base de los sentimientos, ¡sino sobre la base de la fe!
Puedo sentirme triste por el estado del mundo. Puedo estar triste por la pérdida. Y al mismo tiempo no tengo que perder mi fe y confianza en que Dios tiene Su mano sobre mi vida y que Él hará que todas las cosas colaboren para lo mejor de mí. Con Su poder puedo superar cualquier cosa que me haga perder mi paz, mi esperanza, mi contentamiento, mi gozo en mi espíritu. Pero, ¿tengo esta profunda ancla de fe de que cuando estoy en las manos de Dios, todo es como debe ser? ¿No es esa la verdad de lo que es la alegría?
Literalmente, el «fruto del Espíritu» es lo que sucede cuando el Espíritu Santo mora en una persona creyente. El «fruto» es el producto del cultivo del carácter en el corazón por parte del Espíritu Santo. Gálatas 5:22-23 describe cómo se ve ese fruto; la segunda característica enumerada es la alegría. La palabra griega para alegría es chara. La alegría es la reacción natural a la obra de Dios, ya sea prometida o cumplida. La alegría expresa el reino de Dios: su influencia en la tierra (Romanos 14:17). La producción de la alegría del Espíritu puede manifestarse de varias maneras diferentes:
La alegría de la salvación: Nuestra mayor razón para estar gozosos es que Dios quiere salvarnos y pasar la eternidad con nosotros. Nada es mejor que esto. Lucas 15:7: Todo el cielo se alegra cuando una persona acepta la provisión de salvación de Dios.
La alegría de la madurez espiritual: A medida que el Espíritu Santo obra en nosotros para dar más fruto, confiamos en las promesas de Dios y nos regocijamos en nuestro caminar con Él y con otros creyentes. Juan 15:11: La plenitud del gozo llega a los que continúan en el amor de Cristo y le obedecen.
La alegría de la presencia de Dios: El Espíritu Santo nos atrae a Dios, en cuya presencia podemos conocer el verdadero gozo. Sin el Espíritu Santo nadie buscaría a Dios. Salmo 16:11: “Me llenarás de gozo en tu presencia, de deleites eternos a tu diestra”.
III-En la narrativa bíblica de Isaías 61:1–4 alguien ha sido ungid@ para una misión de proclamación radical de la alegría. Su misión es, ante todo, llevar buenas nuevas a las personas pobres (61:1), en otras palabras, personas con necesidades. Combinada con el hecho de que Jesús cita este pasaje de Isaías en el primer sermón que Lucas le atribuye, esta correspondencia verbal sugiere que estos versículos de Isaías tienen algo que enseñarnos sobre la importancia de la alegría en el evangelio.
¿Que pueden ser buenas nuevas o alegría para una persona que vive en pobreza en necesidad,? No estamos hablando de una alegría de resignarse a la pobreza con una actitud o derrotista. Por el contrario, es un proceso de liberación salvífica en donde nuestras acciones de alegría salen a liberar a quienes están siendo oprimid@s con la violencia económica.
La violencia económica es cualquier acto o comportamiento que causa daño económico a un individuo. La violencia económica puede adoptar la forma, por ejemplo, de daños a la propiedad, restricción del acceso a los recursos financieros, la educación o el mercado laboral, o incumplimiento de responsabilidades económicas, como la pensión alimenticia.
Por otro lado, o no menos importante, la violencia intrafamiliar o violencia domestica no siempre es física. Existen muchas conductas que unas personas abusadoras puede realizar para tener control sobre su víctima, una de ellas es controlar su dinero. A esto se le llama también violencia económica.
Según los datos más recientes de la Oficina del Censo de Estados Unidos el nivel de pobreza en Puerto Rico ha aumentado. Pese a que los niveles de desempleo están en niveles históricamente bajos; el salario mínimo haya aumentado, y los esfuerzos de reconstrucción estén encaminados, los niveles de pobreza experimentaron alzas de 1% a 2% en 2022 con respecto al año anterior,
Los altos índices de pobreza, la inseguridad alimentaria, la desigualdad de género y raza, así como el impacto del cambio climático, siguen siendo los retos principales en Puerto Rico para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y aunque existe política pública que acercaría esa meta, no se pone en vigor.
El gobierno falla en su intento de reducir la pobreza, revela un informe del Contralor. Ese fue parte del análisis que compartió la doctora Palmira Ríos González, quien estuvo a cargo de la investigación que produjo el primer Informe Local Voluntario de Puerto Rico 2023, presentado el viernes por la Fundación Comunitaria de Puerto Rico.
De frente a esta realidad es que nuestro reto como discipul@s de Jesús y como iglesia profética-pueblo, la misión radical de proclamar la alegría está vigente en este Adviento. Comencemos por preguntarnos: ¿le damos un evangelio al pueblo para que no piense y se resigne a un fatalismo de opresión social, económica, política, religiosa, sexual, o le damos un evangelio de liberación de buenas nuevas de Adviento? ¿De verdad queremos que el pueblo experimente la alegría de Adviento? Es por todo esto que sigo creyendo y predicando que este Evangelio de las Buenas Nuevas de Adviento de la Alegría tiene que por obligación ser también ser anticapitalista.
Definitivamente el contenido de las buenas nuevas que el profeta ha sido encargado de predicar se resume en las palabras “alegría”, y “liberación”. Sus efectos se caracterizan como sanación y consuelo para aquellas personas que tienen el corazón quebrantado y afligidos (Isaías 61:1-2).
La alegría es una emoción que surge de una convicción interna de que todo está bien en nuestro mundo. Es una sensación de bienestar, alegría o satisfacción. Todo el mundo quiere ser feliz, pero la alegría, como objetivo final, puede resultar difícil de alcanzar. Nosotr@s hemos sido llamad@s a un ministerio de acompañar y servir al pueblo. Es aquí en donde compartimos las alegrías de Adviento todo el año. Porque liberamos al pueblo de su opresión y exclusión.
Fuimos cread@s por Dios a Su imagen, y es Su diseño el que crea nuestro deseo innato de ser personas alegres o felices. Sabemos que la alegría es posible porque Dios es feliz y nosotr@s somos como Él. Cuando Dios creó al primer hombre y a la primera mujer, los colocó en un jardín y lo llenó con todo lo que necesitaban para ser alegres (Génesis 1:29–30; 2:8–9). Pero cayeron en la mentira de que la alegría depende de tener todo lo que desean (Génesis 3:1-6). Su fracaso en reconocer a Dios como su Fuente de alegría los llevó al pecado y al destierro del Jardín del Edén (Génesis 3:23-24). A partir de ese día, la humanidad ha luchado por recuperar el sentido de alegría, de felicidad que Adán y Eva experimentaron en la presencia de Dios.
IV-1 Tesalonicenses 5:16-24: Estas exhortaciones son un gran recordatorio para todas las personas cristianas. Nuestras circunstancias y sentimientos nunca deben impedirnos estar alegres, orar, dar gracias, mostrar respeto o actuar con bondad.
Cuando nos adaptamos a la manera de pensar de Dios y de relacionarnos con las demás personas, recordamos que, como cristian@s, podemos incluso alegrarnos en medio de los sufrimientos. De aquí esta exhortación de que nos alegremos siempre
V-Conclusión: Mis hermanas y hermanos, Dios quiere que estemos alegres, que seamos felices y ha provisto todo lo que necesitamos para la vida y la piedad en Cristo Jesús (2 Pedro 1:2). Él ha diseñado el corazón humano para que experimente su mayor éxtasis en la adoración, su más profunda satisfacción al servir y su mayor amor a través del poder del Espíritu Santo. Cuando vivimos en comunión con Él, podemos esperar ser personas alegres independientemente de nuestras circunstancias temporales (Filipenses 4:11-13).
Mientras muchas personas enfrentan enfermedades, pérdidas, ansiedades, miedos y problemas de todo tipo, puede ser importante recordar que Dios todavía está interesada en nuestra alegría. Podríamos pensar que a Dios sólo le interesa nuestra fiel obediencia o nuestra perseverancia. Eso es ciertamente cierto. Pero Dios no separa nuestra obediencia de nuestra felicidad en Él. Dios quiere que nuestra alegría sea plena, como dice Jesús en Juan 15:11: Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozoPero en tiempos como estos, en medio de las crisis del diario vivir, puede que no sea fácil, o sin muchos retornos, descansar y confiar en Dios. Aquellas personas que buscan a Dios y las cosas que Dios ama, por amor de Dios, pueden conocer la verdadera alegría o felicidad. No obtenemos la felicidad apuntándonos a ella, sino como producto de actividades y compromisos dignos.
El compromiso central es la búsqueda de Dios. Pero a la misma vez tenemos que reconocer que la maldad, el orgullo, la avaricia de algunas personas han creado un desorden en este mundo que nos roba la alegría. Nuestra responsabilidad es la de cambiar este mundo, sus estructuras de maldad, de desigualdad, de opresión, en experiencias de liberación. A esto fuimos llama@s en nuestro discipulado. Entendamos que somos responsables de compartir las alegríasde Adviento para que este sea un mundo alegre.
Mientras atravesamos estos tiempos difíciles, recordemos a otras personas que Dios está con ellas como siempre. Y que en Su presencia hay bienaventuranza y alegría (Salmo 16:11). En algunos casos, esto resultará muy difícil de aceptar. Y no estoy diciendo que debamos apresurarnos a escapar de los sentimientos de tristeza o pena. Tampoco debemos rechazar la necesidad de lamentarnos profundamente. Más bien, esto tiene como único objetivo recordarnos, mientras superamos el dolor, la tristeza, el dolor y la pérdida, que podemos seguir esperando en Dios, lo cual es el Adviento. Que Dios tiene la intención de alegrarnos en Él para siempre. Y que Él está interesado en nutrir nuestra capacidad de compartir Su felicidad, incluso ahora. Recuerden, el mensaje de Adviento para este tercer domingo es que Dios quiere que estemos alegres, y dejemos que las otras personas también estén alegres. Esto no es en el más allá, es aquí y ahora. Comencemos a construir un mundo nuevo y mejor. Esto es la alegría de Adviento. Amen & Ashé