Sermón completo:
Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir. Gracias por ser parte de este encuentro.
Mi tema para hoy está elaborado de las lecturas Bíblicas de Genesis 21:8-21 y del Evangelio de Mateo 10:24-39, y es sobre: No tengas miedo, atrévete a trazar la línea.
¿Alguna vez has tenido que tomar una gran decisión? Estoy hablando de una situación en la que tenías que trazar una línea o comprometer lo que crees, tu ética, tu moral. Puede ser algo simple como si debes o no ver una película en particular. O puede tratarse de su trabajo o de un amigo o amiga, o un familiar. O tal vez tiene que ver con tus finanzas. En algún momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a un momento en el que debemos decidir si vamos a hacer lo correcto o no, incluso si quienes están a mi alrededor no lo hacen.
La emoción del miedo puede llevarte en muchas direcciones diferentes. Mientras que algunos miedos son completamente racionales, hay momentos en que el miedo puede surgir repentinamente sin lógica ni razón. Ya sea que tu miedo sea racional o irracional, el miedo es más que una simple emoción; el miedo también es un enemigo. Este enemigo ataca con el objetivo de dominarte porque cuando eso sucede, puede detenerte, paralizarte o impedir que sigas adelante.
Tod@s conocemos personas, incluyéndonos a nosotr@s mism@s, que quedaron paralizad@s de una manera o forma porque tenían miedo. Como creyentes, ¿cómo lidiamos con este tema del miedo? Se nos ha dado un mandato diferente. Dios nos anima muchas veces en la Biblia a no tener miedo ni andar con miedo. Sin embargo, a pesar de estas exhortaciones, tenemos la posibilidad real de experimentar miedo. Entonces, ¿cómo acortamos esta brecha?
La respuesta está en entender por qué no debemos “tener miedo”. La historia de Agar e Ismael en la Biblia es la historia de un Dios que nos ve en nuestro sufrimiento, que ve nuestro valor, que ve los detalles y que ve el panorama general. Dios sabe de dónde venimos y hacia dónde vamos. Agar reconoce esto cuando llama a Dios “El Roi”, El Dios que me ve. Cuando miramos de cerca la historia de Agar e Ismael, podemos vernos a nosotr@s mism@s en el carácter de Agar, y podemos ver algunas verdades reconfortantes sobre el Dios que también nos ve.
II-Génesis 21:8-21: El mensaje para nosotr@s en Génesis 21 es: traza la línea y no tengas miedo. Estamos acostumbrad@s a hablar del “sacrificio de Isaac”, pero esta historia podría llamarse el “sacrificio de Ismael”.
El ángel de Dios le habla a Agar y le dice lo que siempre dicen los ángeles: “No tengas miedo”. No tengas miedo, aunque las cosas parezcan sin esperanza. Toma al niño en tus brazos. He oído sus gritos. Lo salvaré y haré de él una gran nación. La elección (Isaac, no Ismael), según esta historia, no nos da el derecho exclusivo sobre el cuidado de Dios o sobre la presencia de Dios. “Sabemos que Dios estaba con el niño”.
Es fácil pasar por alto esta historia de Ismael, situada entre la historia del nacimiento milagroso de Isaac y la historia de su (casi) sacrificio. Sin embargo, vale la pena hacer una pausa y considerar lo que nos dice la historia de Ismael sobre el cuidado y la providencia de Dios. Como nos recuerda el antiguo himno: “Hay una amplitud en la misericordia de Dios como la amplitud del mar”. No podemos limitar la misericordia de Dios. Dios escucha el grito de las personas abandonadas. Dios escucha el clamor de la persona marginada, y Dios salva.
La historia muestra que Dios no discrimina a las personas. A veces tenemos la idea de que a Dios no le importa cómo nos sentimos si lo que sentimos es negativo y decaído. Y a veces tenemos la idea de que los sentimientos de una persona son más importantes que las de otra persona. Esta narrativa de la Escritura destruye por completo toda noción de discriminación. Agar no era de la tribu de Abraham, el elegido de Dios. Pero Dios estaba con ella. Él estaba con ella para ayudarla y darle la oportunidad de ayudar a su poder de elección».
III-Mateo 10:24-39: El mensaje en Mateo 10 para nosotr@s es que debemos trazar la línea y no tener miedo. La línea que traza Jesús es una línea entre reconocerlo ante l@s demás y negarlo ante l@s demás. Y no estoy hablando de si leemos la Biblia, vamos a la iglesia, decimos el credo o publicamos cosas de Jesús en nuestras redes sociales. Me refiero a cómo vivimos, lo que decimos y no decimos, lo que hacemos y lo que no hacemos, las políticas que promulgamos o apoyamos y las ideas detrás de ellas. Estoy hablando de dónde y con quién hacemos nuestra posición hoy.
Hay, sin embargo, otras líneas en la arena. Jesús no es el único que traza líneas. Algun@s las hemos dibujado para nosotr@s mism@s y otr@s han sido dibujados para nosotr@s por otr@s. No son difíciles de ver. Mire las líneas que se han trazado sobre el racismo, las vidas negras y marrón importan, y el lugar de los monumentos confederados. Piensen en quiénes son o no bienvenid@s en los EE. UU. y por qué. Las líneas atraviesan la pobreza, la violencia y la injusticia. Y pasan por la falta de igualdad, educación y salud. Incluso hay una línea que pasa por las decisiones de usar una máscara en público y mantener la distancia social.
¿Qué tiene que ver la línea que traza Jesús con estas situaciones o cualquier otra situación en la que veas que se trazan líneas? ¿Cómo son esas situaciones cuando reconocemos a Jesús en ellas? ¿Cuándo lo negamos en ellas? No me sorprendería si ahora mismo algun@s de ustedes sienten que he cruzado la línea, que he pasado de la predicación a la intrusión, que he dejado atrás el evangelio por la política. Ojalá fuera tan fácil evitar el evangelio, pero no lo es.
Si Jesús puede decir: “Quien ama a padre o madre más que a mí, no es dign@ de mí, y quien ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;” ¿No podría decir también: “Quien ame al Sr. Trump y al Partido Republicano más que a mí no es dign@ de mí, quien ame al Sr. Biden y al Partido Demócrata más que a mí no es dign@ de mí, y quien ame a su propia posición, opinión o agenda más que a mí no es digno de mí?”
La línea que traza Jesús con su espada cruza cada uno de los temas que planteé y más. Para Jesús solo hay una línea que importa. Es por eso por lo que lucho tanto con el evangelio de hoy. Tiene ante nosotr@s un conjunto de valores, una forma de ser, una verdad que reconocemos o negamos. No podemos conectar esa línea poniendo un pie aquí, el otro allá. No hay término medio en el que pararse. Y no podemos manipular la línea para hacer nuestra vida más fácil.
La espada de Jesús atraviesa todo. Esa línea nos revela y nos llama a una mayor prioridad, una mayor autoridad, una identidad más verdadera. Nuestra posición en relación con esa línea determinará quiénes somos, los valores que sostenemos y cómo, o incluso si, amamos a nuestr@ prójim@. Si quieres saber dónde está Jesús, qué representa y con quién está, busca los lugares de quebrantamiento y enfermedad; busca el amor, la justicia, la compasión, la paz; busque personas que están sufriendo, marginadas, oprimidas, devaluadas. Ahí es donde vemos a Jesús trazando una línea en la arena y tomando una posición.
“Bienaventuradas las personas pobres…, las que ahora tienen hambre…, y las que ahora llorán”. “Pero ¡ay de ustedes que son ric@s…, de ustedes que ahora están llen@s…, de ustedes que están riendo…, y de ustedes cuando tod@s hablen bien de ustedes!”. (Lucas 6:20-26). En la tradición judía hay una colección de enseñanzas éticas. En uno los rabinos dicen esto. “No es tu responsabilidad terminar la obra de perfeccionar el mundo, pero tampoco eres libre de desistir de de trabajar en esto”. (Pirké Avot 2:16).
Tenía esas palabras en mente como al final de este sermón incluso antes de comenzar a escribirlo. Los escuché como una invitación a la veracidad, la autenticidad, la honestidad y la integridad. tenían una visión del trabajo que tenía ante mí. Confío en que estas palabras me llevarán a una vida digna de Jesús. Y les extiendo esa invitación. “No es tu responsabilidad terminar la obra de perfeccionar el mundo, pero tampoco eres libre de desistir de ella”. No tengas miedo y traza la línea.
IV-Romanos 6:1b-11: El mensaje en Romanos 6 para nosotros significa que la muerte de Cristo fue un evento de una sola vez, y que no volverá a morir. Si somos bautizad@s en esa muerte, también somos bautizad@s en la resurrección de Cristo a una nueva vida. ¡No me canso de decir “nueva vida”! Hemos sido unid@s con Cristo en algo completamente nuevo. Recuerda que el cuerpo resucitado de Cristo no era su cuerpo viejo; incluso sus amistades más cercanas no lo reconocieron al principio. De la misma manera, nuestro yo bautizado no se parece en nada a nuestro viejo ser.
Y, sin embargo, a menudo no vivimos como si tuviéramos esta “nueva vida”. Nos quedamos atascados en patrones de comportamiento que ignoran el hecho de que hemos sido convertid@s en personas completamente nuevas, hij@s del Dios vivo. Pablo pensó que las personas cristianas romanas estaban actuando como si el pecado fuera algo bueno, razonando que cuanto más pecamos, más nos perdona Dios.
¿Qué vamos a decir entonces? ¿Vamos a sumarnos a la cultura de “Yo estoy bien, tú estás bien” y afirmar que, dado que Dios nos acepta tal como somos, ¿no hay necesidad de cambiar? ¿O reconocemos que, al convertirnos en seguidor@s de Jesús, pasamos de un tipo de humanidad, sumida en el pecado, a la vida misma de Cristo? Porque esto es lo que Pablo está diciendo, amig@s: siendo Cristo nuestro modelo, lo que es verdad de él ahora es verdad también para nosotr@s. No tengas miedo y traza la línea.
Para nosotr@s, puede haber momentos en que el caos, el miedo, el desorden, el pánico y la confusión parezcan haberse apoderado de nuestras vidas. Parece que el barco de nuestra vida está siendo sacudido por la tormenta y “ya está siendo inundado” (Marcos 4:37). ¿Dónde está Dios en todo esto? Sin embargo, si tenemos alguna idea de quién es Jesús, y quién es Él para nosotr@s, debemos saber que Él está con nosotr@s, incluso en las tormentas de la vida. Él le habla a la tormenta; Él habla al desorden en tu vida; Él habla al mal que amenaza con abrumarte. Él habla sobre ti la palabra de Su poder y autoridad. (Marcos 4:39).
Tal vez en este momento estamos pasando por aguas turbulentas, pero Dios está con nosotr@s. No abandonemos el barco, no perdamos la fe, no perdamos la esperanza, Dios es nuestro pastor, y nos está dirigiendo. La fe cristiana no garantiza una vida libre de tormentas. Los problemas vienen de muchas maneras y no siempre podemos evitarlos. Pero lo que sí podemos hacer es confiar en aquel que nos saca adelante y nos fortalece en la tormenta. Nuestro Dios es más fuerte que la tormenta.
Como Ismael, la gente está llorando un lamento de desesperación, ¿puedes oírlo? No tengas miedo y atrévete a trazar la línea, para quitar ese dolor, porque la justicia social y la justicia bíblica son en realidad una y la misma. Recuerda que fuimos llamad@s no a contemplar, sino a contemplar y cambiar este mundo.
Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. En el amor solidario, el sacramento más importante. Amen & Ashé. 25 de junio de 2023.