Sermón completo:
Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir. Gracias por ser parte de este encuentro.
Hoy, 28 de mayo estamos celebrando el Día de Pentecostés. Durante esta reflexión voy a argumentar usando el Evangelio de Juan 20:19-23 y Hechos 2, que en lugar de que el Espíritu Santo mejorar la vida cristiana, ella hace posible la vida cristiana. Sin el Espíritu, ni siquiera podemos acercarnos a vivir la vida a la que Dios nos ha llamado. Mi tema será que aquí hay lugar para todas las personas.
La predicación de Pedro no fue radical solo porque predicaba el pecado. Fue realmente radical porque predicó el amor radical de Dios. Hay historias de amor humano que son notables. Por eso, estoy reclamando en este día de Pentecostés que ¡hay lugar para todas las personas!
El Día de Pentecostés es siempre una gran fiesta para la iglesia. Nos reunimos cada año en este día, para escuchar la historia del nacimiento de la Iglesia, narrada en Hechos 2: cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles como la ráfaga de un viento recio, con lenguas como de fuego danzando sobre sus cabezas; gente de todas las naciones escuchando a los apóstoles hablar en su propia lengua, y más de 3.000 respondiendo, siendo bautizad@s en Cristo.
Es una historia increíble para escuchar de nuevo, ¿verdad? Pero ¿no te preguntas un poco, cuando escuchas esta historia, si nos estamos perdiendo algo hoy? Después de todo, dudo que nuestra celebración de este día incluya un viento violento, un fuego o un discurso milagroso. Entonces, ¿nos estamos perdiendo algo? ¿Dónde está el viento y el fuego hoy? ¿Dónde está la emoción de ese primer Pentecostés?
A- Tal vez la mejor pregunta para hacer es: ¿dónde está el Espíritu Santo hoy? Después de todo, ¿no es ese el objetivo de Pentecostés? ¿Para darnos el Espíritu Santo? Entonces, la pregunta que debemos hacernos hoy no es, ¿dónde está el viento y el fuego, sino dónde está el Espíritu Santo? Y si hacemos la pregunta de esa manera, entonces sí tenemos una respuesta bastante emocionante, si me lo preguntan a mí. Porque el Espíritu Santo está, sin duda, aquí con nosotr@s hoy, de maneras asombrosas y poderosas.
B-Maneras en que el Espíritu Santo empodera a la iglesia para la misión. Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros; y me seréis testigos… hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8). Necesitamos entender que Pentecostés es el día en que recordamos y celebramos que Dios derramó su Espíritu Santo sobre la iglesia para empoderarla para la misión. En ese aposento alto, los apóstoles comunicaron las buenas nuevas de Jesús en lenguas desconocidas para ellos. Pedro, el principal de los apóstoles, abrió las ventanas y arrojó toda la historia bíblica a la luz de Jesús. “Arrepentíos y bautícese en el nombre de Jesús”, dijo a la multitud, “y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Y lo hicieron.
El libro de los Hechos nos dice que ese día se añadieron unas tres mil nuev@s creyentes (2:41). Esa es una gran cantidad de personas que respondieron al evangelio. Lo que he aprendido en el camino es que cuando pensamos en el crecimiento de la iglesia, los números no lo son todo, pero son algo. Tenemos que ampliar nuestro enfoque para medir la iglesia, aflojar nuestro conjunto de datos para que nuestra comprensión del éxito (¡si es que usamos esa palabra!) abarque más que números en las bancas y dólares en una hoja de cálculo. Necesitamos mirar los lazos dentro de la iglesia, la práctica de la hospitalidad, el servicio en la comunidad, el compromiso con la oración y, sobre todo, el crecimiento en la semejanza de Cristo.
Pero en algún momento, volveremos a mirar el crecimiento en números, porque los números representan vidas tocadas por Jesús. Si los números no están ahí, esas vidas transformadas no están ahí. Si no estamos viendo una respuesta a las buenas noticias, el arrepentimiento y el bautismo, entonces en algún momento debemos preguntarnos: ¿por qué no?
Hay diferentes formas en que el Espíritu Santo envía y empodera a la iglesia para la misión:
1-Tenemos que proclamar el evangelio sin miedo. El Espíritu Santo enciende una llama de valentía para hablar, compartir y proclamar las buenas nuevas de Jesús. Pedro abrió las puertas del balcón y predicó (Hechos 2:14ss). Pedro y Juan hablaron ante el concilio gobernante de Jerusalén (Hechos 4). Las personas creyentes “fueron todas llenos del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31). Esteban testificó de Jesús hasta el punto de la muerte (Hechos 7). La lista puede seguir.
2- Hay que deconstruir los sistemas de opresión. Se puede pensar en los sistemas opresivos como las estructuras dentro de la sociedad en general que permiten que continúen las desigualdades. Estos sistemas permiten la perpetuación de políticas y prácticas que ponen en desventaja a los grupos marginados. Con la nueva década sobre nosotr@s, cada vez más personas están en una búsqueda para «despertar» y comprender cómo se manifiesta el privilegio y el poder en la sociedad. La pobreza como estructura de opresión fue creada por la humanidad no por Dios. De la misma manera el racismo, sexismo, heterosexismo, la encarcelación de personas, y otras opresiones más. Ya no es un requisito ser una celebridad o ser famo@s para que su voz se escuche y tenga un impacto. La llegada de las redes sociales ha aumentado nuestra interconexión, permitiéndonos obtener una apreciación más profunda de las experiencias de otras personas. Cada un@ de nosotr@s tiene el poder de crear cambios que pueden repercutir más allá de nuestras propias esferas de influencia. ¿Cuáles son algunas cosas que todos podemos hacer para deconstruir los sistemas opresivos y amplificar las voces de los marginad@s? Comencemos por usar las redes sociales de una manera profética.
3-Tienes que romper el silencio. Si eres testig@ de un trato injusto o parcial dentro de su lugar de trabajo, comunidad o iglesia, una de las cosas más efectivas que puede hacer es hablar. El prejuicio, el sexismo, el heterosexismo, el clasismo y el racismo son conductas aprendidas; por lo tanto, se pueden desaprender. Hablar puede empoderar a otras personas y puede ser poderoso para las comunidades marginadas. Si escuchas alguna persona amiga o familiares hacer bromas que discriminan, hágales saber que lo que dijeron no fue apropiado. Hablar cuando eres testig@ de un comportamiento prejuicioso de las personas más cercanas a ti puede ser un catalizador fundamental para cambiar el comportamiento.
Cada un@ de nosotr@s puede amplificar las voces de las personas marginadas a través de varios métodos diferentes. Cuando lea una historia de alguien que tiene un origen diferente al suyo, vuelva a compartir, vuelva a publicar o le guste esa historia: comparta su historia con su audiencia.
4-En otras palabras, mis hermanas y hermanos, necesitamos aprender a hablar el idioma de l@s demás personas. En Pentecostés, los apóstoles “fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu les permitía” (Hechos 2:4). La multitud de peregrin@s religiosos en Jerusalén escuchó a los apóstoles testificar sobre “las obras poderosas de Dios” en sus propios idiomas (2:1-13).
Hay quienes enfatizan que el propósito de Pentecostés es hablar en otras lenguas. Mis hermanas y hermanos, esta es una interpretación muy estrecha de Pentecostés. Pentecostés es una invitación para que hablemos el mismo lenguaje salvífico de liberación de las demás personas. En otras palabras, hablar las lenguas de la liberación. Y si vamos a hablar en otros idiomas, ese debe ser uno de los propósitos. Pero, por otro lado, también debe ser el que nos preguntemos si en las lenguas de Pentecostés puedo hablar, comprender y escuchar el lamento del pueblo que está siendo oprimido. Es aquí donde puedo ver las lenguas de liberación.
Pero también significa conocer a las personas en el lugar en que están. Tómate el tiempo para estar con la gente. Debemos tomarnos el tiempo para sentarnos con la gente. Conoce sus historias. Aprende a construir relaciones. Entender algo de dónde vienen. Pensamos en el Espíritu Santo energizando al pueblo de Dios para la misión. Pero a veces, lo que el Espíritu Santo tiene que hacer es detenernos, hacer que nos sentemos, compartir una taza de café. A veces, solo necesitamos estar junt@s. En nuestro momento contemporáneo, cuando tantas iglesias han disminuido su membresía, sacar un tiempo para estar con la gente puede ser una manera poderosa en contraste con sentir miedo. Necesitamos familias jóvenes con niñ@s, y las necesitamos ahora. O algo así. Pero nuestro Dios es un Dios de paciencia que le gusta construir relaciones, y nos pide que hagamos lo mismo. Te pregunto; ¿tu Pentecostés, está lleno de paciencia y saber construir relaciones?
III- Juan 20:19-23. La Gran Comisión que el Señor Jesús resucitado dio a Sus seguidor@s suena como una misión imposible. Sin embargo, es posible porque nos invita a proclamar las buenas nuevas sobre la salvación a través de la fe en la muerte y resurrección de Jesús a todas las personas.
¡Lo que vemos en Pentecostés es el comienzo de un proceso dinámico de inclusión exponencial, donde tanto el tamaño como el alcance de la comunidad cristiana continúan creciendo y avanzando hacia el punto en que Cristo será todo en tod@s!
Pero si el punto de Pentecostés es el don del Espíritu Santo, entonces el resultado de Pentecostés es compartir las buenas nuevas del evangelio con otr@s. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús justo antes del milagro de Pentecostés? Él dijo: “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8).
Bueno, si estás con un compromiso Pentecostal misional entonces te tengo buenas noticias: el Espíritu Santo ha venido sobre ti; y has recibido el poder necesario para testificar de nuestro Señor, hasta los confines de la tierra. Tienes todo lo que necesitas para ir y compartir tu fe. Recuerda, ¡Pentecostés significa que hay lugar para todas las personas
VI-Conclusión: Estamos aquí para adorar al Dios detrás de ese viento y fuego, para dar gracias por el don del Hijo único de Dios, que murió para salvarnos y perdonarnos, y estamos aquí para recibir de nuevo el Espíritu Santo prometido, que nos une a nuestro Dios en formas más allá de lo que podemos siquiera imaginar.
Nada ha cambiado en todos estos muchos años. Estamos aquí por la misma razón que la iglesia siempre se ha reunido. Que sigamos respondiendo al llamado siempre presente del Espíritu Santo, que reúne, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana, ahora y siempre. Estamos aquí para acompañar y servir al pueblo en su viaje a la liberación. ¡Recuerda, Pentecostés significa que hay lugar para todas las personas! Es una manera de construir unidad en diversidad. Y esa diversidad en harmonía, nos ayudará a saber convivir en paz con justicia.
Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. En el amor solidario, el sacramento más importante. Amen & Ashé. 28 de mayo de 2023.