Sermón completo:

Hola y bendiciones, esta es una reflexión bíblica subversiva semanal del Padre Luis con la teología pastoral del Moriviví en donde estamos cada día en la búsqueda del querer vivir con dignidad y poder ser felices aquí y ahora. Este espacio es una invitación a que seamos como el moriviví”, que en un momento determinado creemos que no hay salida y que todo se acabó y de momento estamos de pie para seguir viviendo. Es un volver a vivir. Gracias por ser parte de este encuentro.

Mi tema de hoy está elaborado en una pregunta del evangelio de Juan 20:19-31; ¿Podemos abrir las puertas? En esta reflexión voy a afirmar que la historia de Tomás y l@s otr@s discípul@s, dudando de la resurrección de Jesús, nos recuerda los momentos de nuestras vidas cuando nuestra fe se tambalea. La violencia que nos rodea, las muertes de vidas inocentes debido a las guerras, la pérdida de vidas y medios de subsistencia debido a un desastre climático extremo, el aumento de la pobreza debido a las incertidumbres económicas, la depresión y las enfermedades mentales, etc., crean incertidumbre y miedo en nosotr@s. Este tiempo de Pascua, estamos invitad@s a encontrar nuestros miedos y dudas con las llagas del Cristo resucitado. Al hacerlo, recibiremos la paz que Jesús le dio a Tomás y a otr@s discípul@s, lo que nos capacitará para convertirnos en apóstoles y apóstalas de esperanza de Cristo y para servir en nuestras comunidades.

Para Juan, la importancia de la resurrección tiene poco que ver con cambiar el estatus de Jesús, pero si con revelar el estatus de Jesús como Salvador. En las historias posteriores a la crucifixión que Juan nos narra, lo que se enfatiza no es la resurrección de Jesús; no se nos dice nada acerca de cómo ocurre esto. Lo que se enfatiza en cambio es la experiencia de la resurrección de Jesús que tuvieron aquellas personas cercanas a él.

La escena de Juan 20:19–29 tiene lugar en la tarde del mismo día en que María experimenta a Jesús en Juan 20:11–18. Sin embargo, en lugar de estar fuera de la tumba, l@s discípul@s se esconden a puertas cerradas por miedo a los romanos y liderato religioso judío. Jesús se le aparece de repente a pesar de las puertas cerradas y les dice: “La paz sea con ustedes”. Después de que les muestra sus heridas, se regocijan de haber “visto a Jesus”. En este punto Jesús repite su saludo: “La paz sea con ustedes”. Esta vez, sin embargo, el saludo es un preludio de la puesta en servicio. Envía a l@s discípul@s como Dios lo envió a él. Y así como Dios dio el espíritu en el ser humano en Génesis 2, Jesús sopla sobre l@s discípul@s y les da el Espíritu Santo, de quien él afirma que da vida (6:62). Junto con el Espíritu viene la autoridad para perdonar y retener los pecados.

A menudo, el enfoque del Leccionario de Pascua de esta semana está en Tomás. Su «duda» es bastante identificable, y parece ser lo que Jesús reflexiona directamente cuando declara una bienaventuranza sobre la creencia. (Realmente es una lástima para Tomás que él no estuviera allí esa noche de Pascua con l@s otr@s discípul@s. Después de todo, solo está preguntando por lo que experimentaron l@s otr@s discípul@s cuando dice que no creerá hasta que pueda presenciar físicamente la verdad de la resurrección de Jesús. Aparentemente, l@s discípul@s estaban en el mismo barco: habiendo rechazado el mensaje de las mujeres, se les da el don de la presencia de Jesús como prueba, y luego llegan a creer. El cierre del texto del leccionario es una invitación a todas las personas a ser más como estas mujeres.

Pero en lo que me gustaría centrarme es en la forma en que Jesús comisiona a sus discípul@s (y a nosotr@s) en esta primera aparición. No olvidemos que Dios ya ha hecho una comisión de Resurrección: ¡enviar a las mujeres de la tumba vacía para compartir las buenas nuevas con l@s discípul@s! Mientras que podemos escuchar la Gran Comisión en Mateo 28 como un envío “externo” (al mundo para hacer discípul@s), lo que Jesús da aquí es un envío “interno” que toca la postura y el corazón de sus discípul@s. Claramente, la Resurrección no es solo nuestro boleto al cielo: es nuestro llamado a una vida completamente nueva mientras estamos en la tierra. El cristianismo es una forma de vivir, no una forma de pensar. Y para vivir de la manera en que Jesús nos pide que vivamos, debemos mantener las puertas abiertas. Una vida completamente nueva mientras estamos en la tierra exige que abramos las puertas.

Las primeras palabras de Jesús son una bendición de “Paz”. Aparece entre las personas dolientes, conmocionado, asustado y probablemente un poco enojado, y dice: «La paz sea con ustedes». Estas palabras son parte de su propósito al estar presente: podemos conocer la paz porque Jesús ha resucitado y está con nosotr@s.

Habiéndoles revelado íntimamente las marcas de su sacrificio de crucifixión, Jesús nuevamente habla palabras de paz. Me pregunto si podríamos ver esto como Jesús comunicándoles que l@s perdona: les da paz a pesar de que lo abandonaron; sabemos que Pedro luchó con su forma de actuar el Viernes Santo, por lo que no es descabellado considerar que l@s demás también tenían una gran culpa. Es probable que el sentimiento sea familiar para much@s de nosotr@s… ¡Jesús pronunció palabras de perdón en la cruz, completó la obra de expiación para la humanidad y el mundo, y ahora bendice con paz a aquellas personas que le han hecho mal!

Ser personas perdonadas es ser libre y en paz, colocad@ en una nueva dirección; podríamos llamar al perdón de Dios nuestra comisión. Porque cuando Jesús ofrece la acción que sigue al perdón y su paz acogida, describe a l@s discípul@s como “enviad@s” tal como él es enviado por Dios. Deben ser personas de paz perdonadas en el mundo. L@s discípul@s han de ser personas que den paz, que se presenten físicamente, que se sacrifiquen por las demás personas por amor y por la paz. Una vida completamente nueva mientras estamos en la tierra exige que abramos las puertas.

Paz y perdón. Recibir el Espíritu Santo significa recibir poder para una nueva vida. Junto con la paz que Cristo les ha transmitido repetidamente, la forma de ser más fundamental a la que Jesús ahora llama a sus seguidor@s es el perdón. Estas son las características de l@s discípul@s de Jesucristo Resucitado. La libertad pascual sirve al propósito de la paz y el perdón. La conquista de Jesús del pecado y la muerte es para nuestra paz; es nuestra capacidad de ser perdonad@s y de perdonar. Dios sabe que el perdón es un acto de paz; Jesús muestra que es verdad y el Espíritu llena nuestro ser más íntimo.

El perdón es un tema y una práctica complicada, en lo que debemos tener cuidado para evitar la simplificación excesiva. Es importante reconocer, por ejemplo, que el perdón es una actividad diferente a la justicia, la reparación o la reconciliación. A menudo, todos estos se confunden, una mezcla que lleva a que ninguno de ellos sea perseguido adecuadamente, y por lo general, más de una de estas facetas debe buscarse junto con el perdón. Pero el perdón es algo que podemos buscar por nuestra cuenta, incluso cuando la otra parte se niega a participar en las obras de paz.

El perdón es un acto de paz que podemos dar a las demás personas, pero también es un acto que podemos tomar para nosotr@s mism@s. Al igual que l@s discípul@s encerrad@s en el aposento alto, por el soplo vivificante del Espíritu Santo, podemos conocer la paz y el perdón de Jesús durante los sentimientos complicados. Sin embargo, tenga esto en cuenta; sin justicia, no hay paz.

¿Quién no ha sido lastimad@ por las acciones o palabras de otra persona? Cuando alguien que te importa te lastima, puedes aferrarte a la ira y al resentimiento, o abrazar el perdón y seguir adelante. El perdón significa diferentes cosas para diferentes personas. Pero, en general, implica una decisión intencional de dejar ir el resentimiento y la ira. ¿Qué es lo que hacemos cuando perdonamos? ¿Estamos olvidando, ignorando, pasando por alto, no tomar en cuenta las malas acciones? ¿Estamos renunciando a nuestro deseo de buscar venganza, retribución, incluso justicia? ¿Cómo puedo saber si realmente he perdonado a alguien?

Perdonar no significa olvidar o excusar el daño que te han hecho. Tampoco significa necesariamente reconciliarse con la persona que causó el daño. El perdón trae una especie de paz que te permite concentrarte en ti mism@ y te ayuda a continuar con la vida.

Una condición para recibir el perdón de Dios es nuestra voluntad de perdonar a otras personas. El perdón humano es un reflejo de nuestra experiencia y comprensión del perdón de Dios. Una vida completamente nueva mientras estamos en la tierra exige que abramos las puertas.

Conclusión: En I Pedro la Biblia nos dice que la gente no puede sobrevivir mucho tiempo sin esperanza. La esperanza nos mantiene atravesando experiencias dolorosas y el temor de lo que nos ofrece el futuro. En un mundo caído donde la gente se enfrenta a la pobreza, la enfermedad, el hambre, la injusticia, los desastres, la guerra y el terrorismo. Necesitamos una esperanza viva. Tal vez estes pasando por un proceso de transición con tus problemas del diario vivir, pero recuerda, una vida completamente nueva mientras estamos en la tierra exige que abramos las puertas.

¿Qué significa el abrir las puertas? En un plano personal es una especie de invitación para que yo me de cuenta de las personas que acepto y las que rechazo; el que identifique lo que quiere cambiar en mi vida y lo que no quiero cambiar; que me de cuenta de lo que quiero perdonar, a quien perdonar, y a quien no quiero perdonar. Abrir las puertas es una identificación y aceptación de mis prejuicios, mis odios, mis resentimientos que no quiero dejar ir.  

Y como iglesia, abrir las puertas significa el que podamos darnos cuenta de quienes son las personas que aceptamos o rechazamos en nuestra iglesia. El como hemos convertido la iglesia en un club privado solo para miembros y un museo de gente santa, en vez de un hospital en donde venimos a sanarnos. Recuerda, la resurrección no es solo nuestro boleto al cielo, es nuestro llamado a una vida completamente nueva.

Jesús encontró las puertas cerradas y nos está diciendo hoy mismo; abre las puertas.

Esta es una reflexión desde la Esquina Roja del Padre Luis. En el amor solidario, el sacramento más importante. Amen & Ashé.

16 de abril de 2023.