Sermón completo:

Escritura: Porque decía: Si toco tan solamente su manto, seré salva. Marcos 5: 28.

Saludos y bendiciones. Desde la esquina roja te saluda el Padre Luis. Esta es una reflexión para una praxis de amor, el sacramento más importante. En este Sexto Domingo después de Pentecostés y el Evangelio deMarcos 5:21-43, estaremos reflexionando sobre la primera de las dos historias en las cuales Jesús demostró los beneficios de tocar a dos personas: una mujer y una niña.

Comencemos por identificar los problemas o retos que esta mujer representaba en su sociedad machista y patriarcal; marginada por ser mujer, no mencionan su nombre y por el flujo de sangre, estaba desahuciada, gasto todo su dinero en médicos. Definitivamente, esta era una mujer audaz, que se acercó a Jesús (aunque en secreto) sin un patrocinador masculino. Ella había “sufrido mucho” bajo el cuidado de los médicos (5:26). La atención de los profesionales solía estar reservada a las personas de élite. El “sufrimiento” sigue siendo ambiguo, pero puede estar relacionado con la duración del tiempo, la gravedad del dolor o el desprecio social bajo el “cuidado” de los especialistas (5:26). O sea, que la privatización de un derecho humano como lo es la salud no es nada nuevo, aunque un mal que podemos resolver.

El “miedo”, no la audacia, provocó que la mujer se acercara esta vez. Sin embargo, ella se presentó a él para revelarle “toda la verdad” (5:33). Ella no tuvo que regresar. Podría haber escapado con su curación intacta. Pero ella aparentemente entendió su mirada intensa, un término común de Marcos generalmente reservado para la mirada furiosa de Jesús [3:5, 34; 5:32; 10:23; 11:11]) y pudo haber reconocido el potencial para la vergüenza pública si Ella fue atrapada por este curandero. El peso cultural de su situación exigía su regreso.

¡Cuántos miembros de esa multitud debieron haberse sentido asustados después de escuchar la “verdad” de que su yo sangrante vaginal había entrado en contacto con tantos de ellos antes de la curación! Después de su “mirada” inicial hacia la multitud y sus alrededores, la reacción de Jesús fue bastante sorprendente. Lo que antes fluía de él (“poder”) la sanó. Ahora, lo que fluyó de ella (“verdad”) traería palabras curativas y confirmatorias: “¡Hija, tu fe te ha sanado!” Aquí se demostró una vez más que mucho mejor que simplemente ver a alguien (incluido alguien con poder o con fama) es establecer contacto, conectar con esa persona. Eso es algo de lo que Jesús también sabía mucho.

¿Qué podemos aprender de esta mujer, esta hermana, esta compañera?

1. Actuó con deliberación. Lea el versículo 46 nuevamente. La mujer tocó deliberadamente a Jesús. Muchas personas tocaban a Jesús de paso, pero esta mujer fue deliberada en sus acciones. Esa es una lección para nosotr@s. Es muy fácil volverse complaciente y vivir la vida sin intención. Pero si queremos experimentar el poder sanador de Jesús, debemos actuar deliberadamente.

¿Cómo fue deliberada esta mujer? Debido a su condición médica, habría sido una marginada en la sociedad. Se le habría exigido que se mantuviera alejada de la gente. Sin embargo, aquí estaba ella, abriéndose paso hasta el centro de la multitud. Sabía que la consideraban impura y, sin embargo, iba en contra de la sociedad para ponerse en una posición en la que pudiera tocar a Jesús. Ella se arriesgó en un esfuerzo por encontrar la curación del Salvador. ¿Y tú?

2. Actuó por desesperación. Estoy seguro de que esta mujer había buscado curación en todas partes. Había visto a los médicos. Ella había tratado de curarse por sí sola. Tal vez incluso había visto a los hechiceros u otros dioses que eran comunes en los tiempos bíblicos. Y, sin embargo, siguió sangrando, dejándola como una marginada.

“Inmunda”, debió haber gritado cuando la gente se acercó; “Inmunda”, manteniéndola alejada del templo; “Inmunda”, lo que la obligó a aislarse. ¿Adónde podría acudir? ¿Qué podría hacer ella? Quizás vio esta oportunidad como su último intento inútil de curarse. Estaba agotada de intentar encontrar curación. Estaba cansada de esta vida de soledad. Estaba desesperada por encontrar curación para poder vivir una vida algo normal. Estaba desesperada en una sociedad machista y patriarcal.

3. Actuó con determinación. ¿Te imaginas el coraje que debió necesitar esta mujer para ponerse en esta situación? Tuvo que ir en contra de todas las normas culturales. Se arriesgaba a una completa humillación si alguien la reconocía como la mujer inmunda. Y, sin embargo, actuó de todos modos.

Esta mujer tuvo que abrirse camino entre la multitud. Tuvo que luchar contra toda esa gente para acercarse lo suficiente como para tocar a Jesús. Este no fue un acto menor. Requería fuerza y ​​coraje. La obligó a salir de su zona de confort a un lugar donde estaba al alcance del hombre del que tanto había oído hablar. Ella sabía que su objetivo era sólo el borde de Su manto. Había planeado su estrategia de forma clara y concisa. Esta mujer entendió que tenía que arriesgarse y lo hizo. Esto demuestra una vez mas que el problema no es que tengamos miedo, el problema es que seamos personas cobardes y no hagamos nada. Y funcionó.

Su determinación le permitió luchar contra la multitud y sus miedos no la paralizaron y buscó la mera para acercarse lo suficiente como para encontrar Su poder sanador. ¿Estás decidida o decidido a encontrar la curación que deseas? ¿Cómo demuestran tus acciones esa determinación?

4. Mientras que la gente la llamaba inmunda, Jesús la llamó Hija. Jesús siempre fue más allá y todavía lo hace. Verás, este encuentro con Jesús a través de una fe con acción sanó el problema físico de la mujer. Pero también sanó sus problemas emocionales. Aquí hasta se rescató la identidad porque ya no es más una mujer impura, es la hija de Dios.  Esta experiencia quitó las etiquetas que la mantenían esclavizada. Aquí se perdió lo que la avergonzaba porque se liberó. Este es el proyecto de liberación salvífica de Jesús en acción. Ahora era y es un símbolo de valentía, una mujer de la que se hablara el resto de la eternidad. Y al romper con el asilamiento se colocó como parte de la familia, la comunidad del Jesús liberador. 

De nuevo, ¿qué curó a esta mujer? Fue su fe con acción cimentada en una determinación, su desesperación, y su deliberación. Si vamos a identificar y a la misma vez desmantelar las estructuras de exclusión y de explotación social, sexual, genero, racial, generacional, económica, política, religiosa, etc., en nuestra sociedad necesitamos estos ingredientes. Fue ella la que realizó el milagro no Jesús, y tú y yo podemos realizar milagros en esta sociedad porque es parte de la Buenas Nuevas que Jesús nos envió a compartir. Para este mundo desesperanzado esta es la utopía realizable del proyecto de liberación salvífica de Jesús. Esta es la experiencia de tocar y sanar al mundo a través de nuestra fe con acción

Este encuentro entre Jesús y esta mujer finaliza con la segunda historia, cuando se acercan para decirle que la hija de Jairo había muerto, o sea, no tienes que hacer nada porque esto no tiene remedio. Jesús mismo parece bastante indiferente a todo esto: Al oír lo que decían, Jesús les dijo: “No tengas miedo; simplemente cree” – Marcos 5:36. Hermanas y hermanos, otro mundo, mejor es posible, pero tienes que creer que es posible. Por lo tanto, vamos a construirlo con determinación, desesperación, y deliberación. Y el resultado radical será como el que Jesús le dio a esta hermana y compañera; bienvenida, respeto, y afirmación. Sigamos tocando al mundo hasta traer el cielo a la tierra.

Bendiciones, y la paz con justicia sea con ustedes y prométanme que van a ser muy felices. En el amor solidario el sacramento más importante. Amen & Ashé.