Sermón completo:

Octavo Domingo después de Pentecostés; Propio 11; 23 de julio de 2023

Génesis 28:10-19; Salmo 139:1-11, 22-23; Romanos 8:12-25; Mateo 13:24-30, 36-43.

I-Introducción: La paz llega cuando dejamos de preocuparnos por el interés propio, la autopreservación y la autosatisfacción y, en cambio, comprendemos que, si queremos la paz, debemos luchar por la justicia.

Algunas personas dicen que sienten que la vida no tiene sentido porque el mundo está lleno de maldad y sufrimiento. Pero también incluye mucho bien y satisfacción, a menudo me preguntan, incrédul@s, si alguna vez abrí un periódico o vi las noticias de la noche.

De hecho, los medios de comunicación nos hablan de inmenso sufrimiento y maldad: desastres naturales como huracanes, sunamis, terremotos e incendios, y fechorías humanas como asesinatos, violaciones, fraudes y negligencia criminal. Sin embargo, es importante recordar que los medios de comunicación suelen presentar una imagen negativa del mundo. Los medios informativos, entonces, tienen una fuerte inclinación a informar sobre los aspectos negativos de la realidad. Informan muchos más eventos negativos que positivos, describen los negativos con mucho más detalle y enfatizan los negativos con titulares más grandes que la gente recuerda mejor. Quiero que sepas que hay esperanza.

II-Mateo 13:24-30, 36-43. En la parábola de hoy, Jesús todavía está hablando de plantar, pero cambia un poco sus metáforas de la parábola que escuchamos la semana pasada. Algo malo le sucede a un buen agricultor o agricultora.

No sé ustedes, pero de todas las parábolas que cuenta Jesús, esta de la cizaña que crece entre el trigo es la que más me irrita. En muchas situaciones, quiero que suceda lo que l@s trabajador@s del campo en esta historia están list@s para hacer: quitar la maleza, tirar los vagabundos, ver el mundo libre de la última serie de gente mala y hacer todo esto de inmediato. Pero no es así como va la historia. El propietario no permitirá tal acción directa. Ante esto, tal vez debamos mirar la historia con más cuidado.

En otras palabras, la incapacidad de distinguir lo bueno de lo malo hizo que fuera demasiado dañino separarlos hasta que las plantas maduraran y estuvieran listas para ser cosechadas.

Dos temas merecen más explicación de la que esta parábola misma puede darnos. El primero son las malas hierbas y la segunda es una de las palabras del terrateniente. Veamos primero las malas hierbas. Las personas que trabajan la jardinería pueden levantar una ceja sospechosa por no sacar las malas hierbas hasta el momento de la cosecha. Ciertamente, esta no es forma de administrar una granja.

Pero considere que la maleza que ha crecido en el campo de trigo es una hierba anual que se parece mucho al trigo. Distinguir uno de otro en las primeras etapas de crecimiento es casi imposible. A medida que las plantas maduran, las raíces de la maleza y el trigo se entrelazan y se vuelven casi inseparables. Sin embargo, separarles es necesario. A menos que se elimine la cizaña, entonces la harina hecha de trigo será arruinada por la cizaña.

De modo que la cizaña se puede separar del trigo solo en el momento adecuado, después de la cosecha. Esto nos lleva a algo que dice el terrateniente. “Que crezcan los dos juntos hasta la siega”. Esto puede tener sentido para nosotr@s en el contexto de cultivar trigo en un campo donde hay malas hierbas. Donde nos angustia en otra parte del mundo, donde queremos limpiar la casa, o al menos esperar a que Dios lo haga.

Desde nuestra perspectiva, ¿quiénes son las malas hierbas que crecen como locas en el campo de trigo del mundo? Estas son las plantas que queremos arrancar de raíz. Hay momentos en que much@s de nosotr@s, al menos momentáneamente, vemos esto como la solución obvia. Queremos que el campo de trigo del mundo florezca con trigo y no quede marcado por la mala hierba.

O podemos sublimar nuestra rabia, nuestra impotencia, nuestra desesperación en una pregunta sobre Dios. ¿Por qué Dios no hace algo con esas personas (quienquiera que sean)? ¿Dónde está Dios cuando cometen sus horribles crímenes? La parábola no niega que hay cizaña en el trigo. No sugiere ni por un momento que el mundo esté libre del mal. En cambio, las malas hierbas son demasiado visibles. Y entonces escuchamos del dueño ola dueña de la tierra: “Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega”. Esto puede dejarnos perplejos.

ILUSTRACIÓN: Un aborigen muy anciano, que estaba instruyendo a su nieto sobre el peregrinaje en esta vida, le dijo: -Sabes, dentro de mí se está dando una gran batalla. Es una batalla entre dos bestias. Uno es malo, y es el odio, la envidia, la ira, el resentimiento, la vanagloria, el orgullo, la vanidad, la codicia. Y la otra bestia es buena, y es amor, bondad, paz, esperanza, humildad, confianza. Esta lucha es implacable y también tiene lugar dentro de ti y dentro de cada ser humano en este mundo. En medio de su meditación, el niño le pregunta al anciano: -¿Quién ganará?, -Bueno, el que tú elijas alimentar-, respondió el anciano.

III-Pablo nos dice en Romanos 12:21: No os dejéis vencer por el mal; por el contrario, vence el mal con el bien. El mandato de vencer el mal con el bien es uno de los aspectos más fundamentales de la fe cristiana. Si bien el mundo antiguo lo consideraba una tontería (1 Corintios 1:23), quienes siguen a Jesús están llamad@s al amor y la bondad. Es alentador primero saber que Dios nos ha dado una causa y una manera de resistir el mal, y no ser vencidos por él. No hay mal que pueda vencernos. Esto significa que no debemos quedarnos sentad@s pasivamente como un baluarte contra el ataque del mal, sino que debemos llevar la lucha a la oscuridad, trayendo la luz con nosotr@s. No confundas esto con ser una persona pesimista o fatalista. Eso es vagancia espiritual.

Amamos tanto a nuestr@s enemig@s que debemos liberarles. Sólo las personas oprimidas, liberándose a sí mismas, pueden liberar a quienes les oprimen. Paulo Freire (Libro: Pedagogía del Oprimido).

Entonces, ¿qué quiere decir Pablo cuando dice: «No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien” En el contexto, justo después de que dice sé amable con tu enemig@, creo que quiere decir: “No dejes que la hostilidad de tu enemig@ produzca hostilidad en ti. Pero deja que tu amor triunfe sobre su hostilidad.” No te dejes vencer por medios malvados. No te dejes vencer por su maldad. No dejes que la maldad de otra persona te haga una persona malvada.

En palabras del Rev. Martin Luther King, las personas oprimidas enfrentan su opresión de tres maneras. Una forma es que las personas oprimidas se resignan a su destino. Se ajustan tácitamente a la opresión y, por lo tanto, se condicionan a ella. Pero esta no es la salida. Aceptar pasivamente un sistema injusto es cooperar con ese sistema; por lo tanto, las personas oprimidas se vuelven tan malas como la persona opresora. La no cooperación con el mal es una obligación moral tanto como lo es la cooperación con el bien. La persona oprimida nunca debe permitir que la conciencia de la persona opresora le duerma. La religión le recuerda a cada persona que él o ella es guardián de su hermano o hermana.

Una segunda forma en que las personas oprimidas a veces enfrentan la opresión recurriendo a la violencia física y al odio corrosivo. La violencia a menudo produce resultados momentáneos. Las naciones han ganado frecuentemente su independencia en la batalla. Pero a pesar de las victorias temporales, la violencia nunca trae la paz permanente. No resuelve ningún problema social; simplemente crea otros nuevos y más complicados. La violencia como forma de lograr la justicia es poco práctica y puede ser inmoral. No es práctico porque es una espiral descendente que termina en destrucción para tod@s. La antigua ley de ojo por ojo deja a todo el mundo ciego. Es inmoral porque busca humillar a la persona oponente en lugar de ganar su comprensión; busca aniquilar más que convertir. La violencia es inmoral porque prospera en el odio más que en el amor. Que quede claro, la violencia del amor en el contexto de salvaguardar la vida es defensa propia.

El tercer camino abierto a las personas oprimidas en su búsqueda de la libertad es el camino de la resistencia noviolenta. Al igual que la síntesis en la filosofía hegeliana, el principio de la resistencia noviolenta busca reconciliar las verdades de dos opuestos, evitando los extremos y las inmoralidades de ambos. La persona resistente noviolenta está de acuerdo con la persona que acepta que un@ no debe ser físicamente agresiv@ con su oponente; pero equilibra la ecuación acordando con la persona de la violencia que el mal debe ser resistido. Evita la no resistencia del primero y la resistencia violenta del segundo. Con la resistencia noviolenta, ninguna persona o grupo necesita someterse a ningún mal.

En nuestro contexto como personas cristianas, cuando nos enfrentamos a injusticias de cualquier magnitud, la Iglesia no puede darse el lujo de permanecer en silencio buscando posiciones neutrales que no existen. Este es un pecado capital porque traicionamos el proyecto salvífico de liberación que Jesús nos dio. Es tiempo de cosecha y debemos destruir la mala hierba que ha crecido en este mundo. De nuevo, ¿quién ganará?, -Pues quien tu elijas alimentar.

IV-Conclusión: Si quieres la paz, trabaja por la justicia. ¿Cómo se burlaron de la Muralla China? De adentro vino la traición de unas malas hierbas que crecieron con la buena. El enemigo dentro de nosotr@s. Amén y Ashé